Música
Entrevista
Ignacio Arakistain: "Solo los más grandes tienen el poder de despreciar el tiempo"
Natxo Velez | EITB Media
El músico e investigador azpeitiarra ha ganado la sexta edición del premio Orfeón Donostiarra-Musikene por su trabajo sobre el músico Valentin Larrea.
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El músico e investigador azpeitiarra Ignacio Arakistain
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El músico Ignacio Arakistain Agirre (Azpeitia, 1998) acaba de recibir el premio Orfeón Donostiarra-Musikene por su trabajo de fin de estudios Valentin Larrea Iturbe (1876-1970) musikariaren lan eta bizitzaren berreskurapen bidean, realizado después de terminar con la mejor calificación sus estudios superiores de órgano en el propio Centro Superior de Música del País Vasco.
En este trabajo Arakistain analiza la vida y obra de Valentin Larrea, músico de Gabiria que se trasladó después a Pamplona, espoleado por la labor que la familia de Larrea está llevando a cabo para recuperar sus composiciones. "He podido construir el hasta ahora difuso puzle biográfico de Valentin Larrea, y, en relación con mi instrumento, analizar los rasgos característicos de sus piezas para órgano", explica Arakistain.
Hemos querido hablar con él.
Felicidades por el premio, Ignacio. ¿Con qué ánimo lo has recibido?
He recibido el VI Premio Orfeón Donostiarra-Musikene como un reconocimiento y un honor. Todos los estudiantes que estudiamos un grado en Musikene tenemos que hacer un trabajo de investigación para terminar los estudios. En mi caso, una vez dejé de lado los temas sobre el instrumento y el repertorio, he intentado recuperar el patrimonio musical vasco, analizando la vida y obra del músico gabiriarra Valentin Larrea Iturbe (1876-1970).
En tanto en cuanto soy músico y euskaldun, siento un fuerte compromiso por recuperar y difundir el trabajo de los creadores y artistas de nuestro pasado, por lo que recibir el premio de estas dos instituciones, que debería ser fundamentales en el ecosistema cultural vasco, me ha llenado de alegría y lo tomo como un empujón para seguir investigando.
¿Qué te puso sobre la pista de Valentin Larrea?
Al principio, yo también pensé investigar sobre algo relacionado con mi instrumento. Soy organista además de pianista, pero un día recibí un mensaje del músico donostiarra Esteban Elizondo en el que me reenviaba un mensaje de dos mujeres. Según se podía leer, estas dos mujeres (Elena y Maite Berazadi Larrea) eran nietas de un tal Valentin Larrea, y querían arrojar algo de luz sobre la música para piano escrita por su abuelo y dar continuidad a un proyecto puesto en marcha en 2019.
Elizondo pensó que el proyecto me podía interesar, y fue así como me puse en contacto por primera vez con los familiares de Larrea. En una reunión, durante una tarde de invierno de 2020, vi claro que mi trabajo tenía que estar relacionado con su abuelo. Me convencieron totalmente la ilusión y las ganas de llevar a cabo el trabajo de recuperación que vi en los ojos de ambas nietas.
Tras salir de esa reunión, en cuanto llegué a casa, quise poner las partituras de Valentin que me dejaron Elena y Maite sobre el atril del piano y escuchar cómo sonaba aquello que estaba reflejado en tinta negra sobre el papel. Desde el primer momento, me pareció música atractiva y selecta.
¿Cómo ha sido la labor de documentación?
He tenido diferentes estrategias y fuentes de información durante esta labor. Por un lado, me han resultado imprescindibles las hemerotecas y los archivos históricos. Las noticias y recortes de la prensa de la época, sobre todo del periódico El Eco de Navarra, me han enseñado que Valentin Larrea impartía clases en su casa de la calle Chapitela.
Por otra parte, la familia me ha apoyado totalmente. Han puesto sobre la mesa todos sus recuerdos, documentos o cualquier cosa que podía servir, todo lo que tenían en casa: medallas, diplomas, fotos, partituras…
Finalmente, también he realizado algunas entrevistas, por ejemplo, a la irundarra Itxaso Aristizabal, que ha interpretado varios conciertos para piano compuestos por Larrea.
¿Cómo definirías la música compuesta por Larrea?
El catálogo de Valentin Larrea contiene unas cien obras. Escribió para diferentes instrumentos (piano, órgano, txistu…) y también para orquestas de cuerda y bandas de txistu. Todavía queda un gran trabajo para divulgar su obra.
La música de Larrea corresponde a su tiempo. La música de este artista que estudió en Madrid la podemos situar en la corriente nacionalista de finales de siglo XIX: sentidas y dulces melodías, nuevas adaptaciones de melodías populares, armonía romántica…
Se trata de una música con diferentes características, que creo que merece la pena ya que nos ofrece una amplia visión de su tiempo. A los 88 años continuaba componiendo; no hay duda de que fue un trabajador nato.
Ignacio Arakistain
¿Por qué crees que no ha recibido el reconocimiento que merecía?
Es muy difícil superar el filtro de la historia. Solo los más grandes tienen el poder de despreciar al tiempo. Bach, Mozart o Mahler son algunos de los pocos maestros inmortales. Además de ellos, el paso de los años se ha tragado a cientos de grandes músicos y artistas.
Si alguien no cuida todo el patrimonio, este se empequeñece y mengua. Vivimos en la era del instante, y, mientras lo actual ya está pasado de moda, vivimos esperando la próxima novedad y pensando en cuándo y cómo renegaremos de ella hasta hacerla desaparecer. Resulta triste, pero la sociedad no tiene respeto por el pasado.
Después de terminar tus estudios en Musikene irás a Viena a estudiar un máster. ¿Sobre qué es? ¿Qué buscas en la ciudad austriaca?
Estaré en Viena durante dos años. Estudiaré el máster en la Universidad de Música y Artes Escénicas, una importante institución local, junto al profesor Pier Damiano Peretti.
Estuve allí en junio, y me encantó la ciudad y el cariño hacia la música que se respira en ella. Vivir en Austria me parece una gran oportunidad: poder escuchar las orquestas locales, conocer músicos de diferentes países y mentalidades, poder seguir ampliando mis estudios musicales… Tengo muchas ganas, la verdad.
Más allá de los estudios, ¿tienes algún otro proyecto musical entre manos?
Siempre he sido bastante salsero, y no he dejado de participar en la vida cultural de Azpeitia.
Durante estos últimos años he desarrollado estrechas colaboraciones con diferentes músicos y músicas, como la acordeonista Garazi Navas y el txistulari Peio Irigoyen. Están a punto de publicarse unas grabaciones realizadas junto a este último en diciembre en Deba y Azkoitia.
Me voy a Viena, pero no desapareceré al 100 %. Me gustaría seguir ofreciendo conciertos en Euskal Herria y trabajar con otros agentes culturales. A ver si es así.