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Liberan a una tortuga laud enredada en una boya en Hondarribia

Agencias | Redacción

El reptil se encontraba desorientado y agotado por los intentos que había realizado para liberarse.

  • La tortuga laud enredada en la boya.

    La tortuga laud enredada en la boya. Foto: Bomberos Euskadi.

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Los Bomberos de Gipuzkoa han liberado a una tortuga laud de un metro y medio de envergadura que había quedado enredada con los cabos de una boya en el puerto viejo de Hondarribia, han informado a Efe fuentes de este cuerpo, el departamento vasco de Seguridad y la Asociación para el Estudio y la Conservación de la fauna marina Ambar.

Según estas fuentes, sobre las 23:00 horas de ayer, un particular alertó al servicio de emergencias SOS-Deiak de la presencia del citado animal en aguas del muelle de Hondarribia, donde había quedado atrapado entre las cuerdas del amarre de una de las embarcaciones fondeadas en el lugar.

El reptil se encontraba desorientado y agotado por los intentos que había realizado para liberarse, por lo que contactaron con expertos de Ambar para saber cómo actuar.

Los especialistas facilitaron distintas indicaciones para liberar al animal, un ejemplar juvenil casi adulto de la especie (Dermochelys coriacea), que podía resultar peligroso debido a la situación de estrés que estaba viviendo y a sus potentes mandíbulas terminadas en forma de pico.

Finalmente, los bomberos lograron liberar al reptil que, según han precisado las fuentes, aún dio un par de vueltas por el puerto, un tanto desorientado, antes de perderse en la oscuridad para regresar a aguas más profundas.

Los ejemplares adultos de tortuga laud pueden llegar a medir entre dos y tres metros de envergadura, y a pesar entre 600 y 700 kilos, según ha informado a EFE el vicepresidente de Ambar, Enrique Franco, quien ha explicado que esta especie es la de mayor tamaño que se puede ver en nuestras aguas.

El especialista ha recordado además el peligro constante que suponen para las tortugas los cabos y los trozos de redes abandonadas en el mar en las que pueden enredarse, así como la creciente presencia de plásticos en el agua que estos reptiles confunden con las medusas de las que habitualmente se alimentan y que acaban con sus vidas tras ser ingeridos accidentalmente.