Alberto Ammann comprometido con el pueblo saharaui

FiSahara nacía hace ocho años con vocación de desaparecer y de contribuir en el camino a resolver la dramática situación que viven los refugiados del Sahara Occidental. En su octava edición, el único festival de cine celebrado en un campo de refugiados, regresa a Dajla; el campamento más alejado de Tinduf.

Alberto Ammann es uno de los actores que este año ha renovado su compromiso con FiSahara. El que fuera ganador del Goya a Mejor Actor Revelación, por su papel de funcionario de prisiones en ''Celda 211'', el intérprete que volvió a conquistarnos encarnando a Lope de Vega, regresa por segundo año consecutivo a Argelia.

Cuenta Ammann que su primera visita al desierto le sirvió para recordar "el valor de lo simple y lo pequeño". "Ayer llevamos unos útiles escolares al colegio y si yo te pudiera explicar la cara que miraban los niños un lápiz", dice emocionado el actor argentino. Pisar la arena de Dajla le ha servido para darse cuenta "de que las cosas importantes tienen que ver con la libertad, la generosidad, la franqueza". Tiene claro que "vivimos en un sistema absurdo que tenemos que cambiar desde dentro".

Es por eso que Alberto Ammann se presta a ser un instrumento más para luchar contra el olvido y contribuir a la causa saharaui en pos de su autodeterminación. Advierte, no obstante, que "España tiene una deuda histórica con el Sahara y que el gobierno español debe hacer de mediador" en el conflicto. Él tiene claro que, aunque no tenga película, volverá al festival cada nueva edición. Adelanta, de hecho, que "si todo sale bien el año que viene estaré un mes antes, acompañado de un equipo de personas y con un proyecto para hacer cortos con actores de aquí e historias del desierto que te dejan blanco; historias de amistad y de una profundidad que tenemos un poco olvidada en Occidente".