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Acogimiento familiar: 'No es fácil pero compensa'
eitb.com
La asociación Beroa, de familias acogedoras de Gipuzkoa, centra sus esfuerzos en despejar las dudas y reticencias sobre el acogimiento de menores, a través de charlas informativas.
El número de menores en situaciones de desprotección o desamparo ha aumentado en nuestro entorno más cercano. Son niños y niñas cuyo bienestar, educación y estabilidad puede llegar a depender de un recurso solidario sobre el que, parte de la sociedad, aún mantiene ciertas reservas: el acogimiento familiar. ¿De qué hablamos y de qué no hablamos cuando nos referimos al “acogimiento familiar”:
· Es importante que quede claro el “factor tiempo”: El acogimiento es temporal –de una media de 2 años– y existe la opción de que el/la menor vuelva con su familia biológica.
· Incluso aunque el acogimiento se convierta en permanente, puede existir retorno con la familia biológica. Sólo en casos muy excepcionales un acogimiento puede llegar a convertirse en una adopción.
· En el caso del acogimiento, los vínculos de filiación con la familia biológica no se rompen: El menor tiene (o suele tener) contacto con su familia biológica; pero no existe contacto directo entre familia biológica y familia de acogida.
· El acogimiento es un recurso solidario que cubre las necesidades del menor, no la necesidad de los padres adoptantes.
Izaskun Ugarte, presidenta de la Asociación Beroa, hace hincapié en otro error de base: “Cuando tienes a un niño acogido lo primero que te preguntan es ¿y de dónde es?. Pensamos que son niños que vienen de fuera y realmente, no es así”. Quienes se benefician de este sistema de protección infantil, son niños desprotegidos de nuestro entorno, a los que “se les ofrece la posibilidad de poder crecer, aprender, vivir y evolucionar como personas”.
La familia acogedora, cuenta la psicóloga Leticia Martín, será la encargada de liberar de peso la mochila que estos chavales llevan cargada de conflictos y carencias. Hay que empezar por aceptar al menor con su historia, su familia y su forma de ser: “El estado emocional de estos niños está muy dañado, sobre todo, cuando hablamos del apego –de la necesidad de vincularse a alguien de forma segura– y de su autoestima”. No hay que olvidar, además, que se sienten “en todo o en parte responsables de lo que les está pasando o lo que les ha pasado”.
Así las cosas, "en una familia es donde mejor lograr su integración personal y social. Donde los niñ@s puedan fomentar nuevos y adecuados vínculos afectivos, dotarles de personas de referencia y modelos beneficiosos que les sirvan para el establecimiento de relaciones posteriores, mejorar la situación emocional y su sentimiento de seguridad”.
¿Qué familias están capacitadas para el acogimiento?. “Todas las familias pueden ser válidas para tener un niño en acogida”, asegura Izaskun Ugarte. “Pero ya no sólo la familia convencional de padre y madre, sino que pueden ser monoparentales, parejas de homosexuales... siempre y cuando demuestren una estabilidad como familia”.
¿Con qué ayudas o recursos cuentan las familias para superar las crisis que puedan surgir?. En el caso concreto de la Diputación de Gipuzkoa, explica la presidenta de Beroa, “desde el momento en que acoges a un niño, pone a tu disposición un psicólogo del gabinete Lauka, que sirve de apoyo tanto al menor como a la familia acogedora”. Son personas que, en cualquier momento del día, “te ayudan a solventar situaciones, a superar conflictos y momentos de desánimo”. Junto al apoyo psicológico existe un apoyo económico –cuya cuantía varía en función de las características y necesidades del niño– y un apoyo pedagógico, para evitar fracasos escolares. “Nadie dijo que el acogimiento fuera fácil, pero compensa”, sentencia Izaskun Ugarte.