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Un informe de Intermon Oxfam

'Las guerras no se pueden luchar sin munición'

Radio Euskadi

El negocio de la munición es más grande que el de armas. Un comercio menos controlado y menos transparente.

  • Munición armamentística

‘Las guerras no se pueden luchar sin munición. Cuando el principal objetivo de los ataques es la población civil, como ha sido el caso en muchos conflictos recientes, la falta de munición puede incluso marcar la diferencia entre que se cometan atrocidades o no. Por ejemplo, en junio de 2003, las fuerzas antigubernamentales que atacaban Monrovia, la capital de Liberia, se vieron forzadas a retirarse cuando se les agotó la munición. Hasta que no recibieron suministros nuevos (e ilegales) procedentes de la vecina Guinea no pudieron retomar su ofensiva, que resultó ser la más larga y devastadora contra la población civil de Monrovia. Se perdieron innumerables vidas, e Intermon Oxfam y otras organizaciones tuvieron que poner en marcha una operación humanitaria masiva’.

Así comienza el informe ‘Detener una bala es detener una guerra’, un documento en el que la ONG Intermón Oxfam explica los motivos por los que el futuro Tratado de Comercio de Armas (TCA) debe incluir las municiones de uso militar, policial y de seguridad. Y es que, a menos de un mes para su negociación en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, algunos gobiernos quieren debilitar dicho Tratado. Países como Estados Unidos, China, Egipto y Siria, están abogando porque la munición se excluya del TCA, algo que, a juicio de la coalición ‘Armas Bajo Control’, sería ‘un error colosal’.

Tengamos en cuenta que:

        - El negocio de la munición es más grande que el de las armas. Cada año se producen 12.000 millones de balas (aproximadamente dos balas por cada persona en el mundo). El comercio mundial de munición para armas pequeñas y ligeras mueve más dinero que el propio comercio de armas pequeñas y ligeras: se calcula un volumen de 4.300 millones de dólares anuales.

       - El comercio internacional de munición se caracteriza por estar menos controlado y ser aún menos transparente que el comercio de armas. Resulta muy difícil controlar los flujos de munición, lo cual aumenta el riesgo de que la munición se desvíe hacia usuarios no autorizados o ilegales.

Oxfam sostiene que si el TCA no incluye la munición, no logrará cumplir con los objetivos para los que ha sido creado: ayudar a evitar el sufrimiento humano, los conflictos armados y las violaciones graves del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos. ‘Actualmente existen varios métodos razonablemente sencillos y eficaces para rastrear las transferencias de munición. Su inclusión en el TCA implicaría fortalecer estos mecanismos y tener la determinación de ponerlos en práctica. En cambio, no incluir la munición socavaría las buenas prácticas que ya existen’.

Inversiones que son la bomba

Por su parte, SETEM y el Centro Delàs de estudios por la paz de Justícia i Pau descubren en su último informe conjunto los vínculos financieros existentes entre la banca y la industria militar en España. El informe ‘Inversiones que son la bomba’, realizado en el marco de la campaña Banca Limpia, cifra en 42 las entidades relacionadas financiera y económicamente con empresas españolas fabricantes de material armamentístico y militar.

Treinta son las empresas identificadas en el informe por haber recibido apoyo financiero de la banca que opera en España. Son empresas que fabrican barcos de guerra, aviones de combate, misiles, bombas, munición, blindados, tanques, helicópteros militares, elementos de comunicación militar e incluso han comercializado bombas de racimo hasta 2008.

Según recoge el documento, el apoyo financiero que han recibido mediante participaciones accionariales, fondos de inversión y créditos –entre los años 2007 y 2011–, ‘muestra que en España se han desviado al menos 1.372 millones de euros al sector armamentístico, lo que revela la gran dependencia existente entre el sector armamentístico y la banca en España’.

Prácticamente todas las modalidades de entidades financieras de la banca tradicional se encuentran entre las que Setem denomina como ‘banca armada’. Los bancos que han participado en el negocio armamentístico con mayor volumen de negocios y mayor presencia en empresas de armas españolas en el período estudiado son, por orden de importancia: Bankia, Liberbank, Banco Santander, Caixabank, BBVA, Catalunya Caixa, Banco Popular, Banco Sabadell, Ibercaja y Bankinter. ‘Con los datos revelados en este informe podemos afirmar que los bancos aquí estudiados pueden ser considerados corresponsables del negocio armamentístico español durante el período analizado’, sentencian los autores.