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Entrevistas

VIOLENCIA OBSTÉTRICA

Francisca Fernández, abogada: “El sesgo de género en medicina mata”

Francisca Fernández Guillén lamenta que "todos los estereotipos posibles respecto al papel de la mujer se concentran en la atención obstétrica" y denuncia la "excesiva patologización e intervencionismo desmesurado". Es socia fundadora del Observatorio de la Violencia Obstétrica de España.

  • La ciolencia obstétrica en España es una práctica evidenciada

    La ciolencia obstétrica en España es una práctica evidenciada

    28:32 min
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La OMS define la violencia obstétrica "como una forma específica de violencia ejercida por profesionales de la salud -predominantemente médicos y personal de enfermería- hacia las mujeres embarazadas, en labor de parto y el puerperio, y que constituye una violación a los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres". En palabras de la abogada Francisca Fernández Guillén esta práctica se diferencia, "de lo que es la pura negligencia medica, en que hay una intención de limitar la capacidad de las mujeres para tomar decisiones y viene acompañada, muchas veces, de un maltrato psicológico o trato vejatorio". A su juicio "todos los estereotipos posibles respecto al papel de la mujer se concentran en la atención obstétrica".

Fernández Guillén suma dos décadas de experiencia en la defensa jurídica de pacientes y usuarios, en especial en la atención al parto. En marzo de 2020 firmaba una histórica victoria en la ONU al lograr que, por primera vez, un tribunal internacional condenase a un Estado por los malos tratos recibidos por una embarazada y su recién nacida, catalogándolo como una forma de violencia de género. Aunque el pasado 14 de julio el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer de la ONU volvía a responsabilizar a España de ejercer violencia obstétrica, "mayoritariamente los colegios profesionales niegan la existencia de este problema", lamenta la abogada. En el otro extremo, junto al reconocimiento de los colegios de médicos de Cataluña, "unánimemente las asociaciones de comadronas reconocen que este problema es estructural y sistemático".

Cuatro son los casos que la abogada se ha visto obligada a elevar a la ONU, pero son en torno a cuatrocientas las denuncias que han pasado por sus manos. "Todas las madres de los casos que yo he llevado, por supuesto, querían lo mejor para sus bebés; lo que ocurre es que ellas piensan -y así lo han corroborado los peritos en los diferentes juicios-, que lo que se les ha hecho no servía al propósito de salvaguardar la salud propia y la de sus bebés, sino a otros intereses".

La bibliografía al respecto alude a "actos no apropiados o no consensuados, como episiotomías sin consentimiento, intervenciones dolorosas sin anestésicos, obligar a parir en una determinada posición o proveer una medicalización excesiva, innecesaria o iatrogénica que podría generar complicaciones graves. Esta violencia también puede ser psicológica, como por ejemplo dar a la usuaria un trato infantil, paternalista, autoritario, despectivo, humillante, con insultos verbales, despersonalizado o con vejaciones". (SESPAS, 2020. Autores: Javier Rodríguez Mir y Alejandra Martínez Gandolf)

Francisca Fernández señala que, "junto con la episiotomía de rutina", se abusa particularmente de "la inducción del parto por conveniencia: Muchos niños nacen de forma prematura para adaptar el nacimiento a la agenda del médico, sobre todo en la privada, pero también en la pública".