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ARQUEOLOGÍA
Nieves Urrutia: "No hemos sabido proteger nuestro patrimonio arqueológico"
La arqueóloga y espeleóloga alavesa, que ha sido distinguida con el premio Enrique Eguren 2022, advierte que "las prospecciones arqueológicas hay que llevarlas a rajatabla, porque si no se van perdiendo los yacimientos; y ¿cuánto sabemos de lo que se ha perdido?", se pregunta.
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Nieves Urrutia, arqueóloga y espeleóloga | Distrito Euskadi
17:09 min
El Instituto Alavés de Arqueología ha distinguido a Mª Nieves Urrutia Agorreta (Vitoria-Gasteiz, 1938) con el premio Enrique Eguren 2022, galardón que la espeleóloga y arqueóloga alavesa "no esperaba", a pesar de que suma méritos más que suficientes para tal distinción. "Como vea una zanja allí voy, a ver lo que aparece", confiesa con una gran sonrisa.
El jurado designado al efecto reconoce su figura como una de las pioneras en la investigación espeleológica y arqueológica en el territorio alavés desde mediados de los años 50 del siglo XX; destaca su participación en la sistematización de los trabajos de apoyo necesarios para llevar a cabo con éxito cualquier investigación arqueológica; y su papel en el funcionamiento y desarrollo de la Sección de Arqueología del Consejo de Cultura de la Diputación Foral de Álava desde 1957 que en 1978 pasaría a convertirse en Instituto Alavés de Arqueología.
Con apenas 16 años, Urrutia Agorreta comenzó a desarrollar su afición en el seno del Departamento de Espeleología creado en el Grupo de Montaña Manuel Iradier. "Empezamos yendo a las cuevas", recuerda, pero además de con las formaciones kársticas, se toparon "con materiales cerámicos" que les llamaron a "investigar otros campos". Ya en aquellos primeros años, comenzó a codearse en lo profesional con el antropólogo, etnólogo y arqueólogo José Miguel de Barandiaran y el profesor y arqueólogo Domingo Fernández Medrano; con ambos forjó, además, una gran amistad. "Fue una época muy bonita", asevera.
Aunque si con alguien ha compartido tiempo, dentro y fuera de las excavaciones, ha sido con el también arqueólogo alavés Armando Llanos, su marido desde hace 62 años. Eran los últimos que, sin ir más lejos, abandonaban la excavación del yacimiento de la Edad de Hierro de La Hoya (Laguardia) en el que, entre los años 1973 y 1989, invirtieron "muchísimas horas" y que, en la actualidad, "está triste, oscuro; da mucha pena". "No hemos sabido proteger nuestro patrimonio arqueológico", lamenta Urrutia.