Entrevistas
HOMENAJE
Jesús Vicente: "En La Rioja nunca hubo frentes ni trincheras, solo sacas, muertes y asesinatos"
El investigador y escritor ha impulsado el memorial que se levanta en el cementerio de Logroño en honor y reconocimiento de los 396 fusilados por tropas franquistas entre julio y septiembre de 1936; entre ellos se encuentran 14 navarros, 5 vizcaínos y 4 alaveses.
-
Cementerio La Barranca, en Lardero, La Rioja. Fuente: Wikipedia
20:25 min
Emilio, Aurelio y Vicente Pérez Pellejero. Tres jóvenes hermanos de Peralta que buscaban trabajo en Calahorra cuando fueron detenidos sin explicación por las tropas franquistas. Los tres acabarían siendo fusilados. Vicente y Emilio penarían antes en el Beti Jai de Logroño y el fuerte San Cristóbal de Pamplona. Aurelio sería asesinado en una carretera camino de Peralta. ¿Su único pecado?, "el ser pobres y salir a buscar trabajo", lamenta ahora su sobrina, Amalia Pérez Muro. Ella recuerda el dolor de su abuela, una mujer a la que nunca vio sonreír y que siempre vistió de negro. Pasado el terror que suponía el franquismo, Amalia descubrió el porqué. Su abuela nunca llegó a saber dónde estaban enterrados sus hijos. "Mi abuela se murió sin poder llorar a sus hijos", recuerda emocionada.
Tristemente, la historia de estos tres hermanos es solo una de las de los casi 400 represaliados que fueron asesinados "sin juicio, a sangre fría, con nocturnidad y alevosía" y enterrados en el actual cementerio de Logroño entre el 21 de julio y el 13 de septiembre de 1936. Entre ellos había otros 11 navarros, 5 vizcaínos y 4 alaveses. A todos ellos se les recuerda con un memorial. Es fruto de décadas de trabajo de investigación, búsqueda, exhumación y reclamación hecha por personas como Jesús Vicente Aguirre, autor de libros como Aquí nunca pasó nada: represión en La Rioja (2008).
Y es que llama la atención la barbarie cometida en una comunidad autónoma, en la que "nunca hubo frentes ni trincheras; solo sacas, muertes y asesinatos". Agricultores, médicos, periodistas, sindicalistas....bastaba la certeza o el rumor de ser simpatizante de la II República para acabar fusilado. Y así, a los 400 de Logroño, le seguirían otros 400 en La Barranca; hasta alcanzar el total de los 2000 ejecutados en La Rioja. Por eso, asegura, el memorial "es un abrazo a los fallecidos y sus familias", sobre todo teniendo en cuenta que muchos de ellos ya no cuentan con tumba propia identificada, sino que descansan en el osario municipal.