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DUELO

“El duelo hay que vivirlo al ritmo que cada uno pueda”

Karmen Amezua perdió a su hijo, Jon Bárcena, hace 5 años. Desde su experiencia, tras años de sufrimiento, defiende la importancia del duelo y de conectar con el dolor para poder superarlo poco a poco y volver a disfrutar de las cosas positivas de la vida.

  • Imagen: Patxi del Campo y Karmen Amezua.

    Imagen: Patxi del Campo y Karmen Amezua.

    25:32 min
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El 30 de diciembre de 2017, Jon Bárcena se separó de sus amigos cuando ascendía al Gorbea al sentirse indispuesto y se dio la vuelta mientras sus compañeros continuaban la marcha. Un mes más tarde, su cuerpo aparecía en embalse de Urrunaga. Entrevistada en Distrito Euskadi, su madre, Karmen Amezua, reconoce que durante el proceso del duelo una de las cosas que más dolor le generó fue "no haber podido despedirme de mi hijo, no haberle dicho todo lo que quería". A este dolor se le une, además, la "tortura" que fue no saber qué había pasado con su hijo durante un mes, hasta que encontraron su cuerpo.

Tras lidiar con el dolor y sufrimiento de su perdida, Karmen Amezua defiende la importancia de "conectar con el dolor" y vivir el duelo al ritmo que cada uno pueda hacerlo. En ese sentido, cree que el concepto de "negación" en el duelo no es del todo correcto, ya que, en realidad, lo que la persona está haciendo es protegerse de un dolor "verdaderamente insoportable", para poder ir conectando y asumirlo poco a poco. "Según vas trabajando el duelo, cada vez tienes una mayor tolerancia al dolor, cada vez puedes un poco más, y cosas que antes no podías hacer vas pudiendo hacer", explica. Es un proceso vital, afirma, porque si no se conecta con el dolor, entonces nunca se va a poder volver a conectar con la vida.

Es un proceso delicado, en el que cada uno tiene que hacer un ejercicio de introspección y mirarse muy bien a sí mismo para conocer que puede ayudarle. Al fin, al cabo, reconoce, cada duelo es un mundo; a Karmen Amezua, por ejemplo, le ayudó mucho poder compartir su situación con otras personas que estaban pasando por lo mismo que ella. Tener un espacio para poder escuchar sin ser juzgada, poder compartir su dolor, ha sido una de las claves durante el duelo de Karmen, ya que aprendió que una misma realidad se puede ver desde perspectivas muy diferentes.

5 años después de su perdida, Karmen ha podido deshacerse del sufrimiento, pero no del dolor, porque el amor a su hijo no desaparece. "En ningún caso se trata de olvidar, que es uno de los mitos del duelo", subraya. Más bien al contrario, porque ahora, puede recordar su hijo con lágrimas, pero también con sonrisas.