La mecánica del caracol
Primeros auxilios
Aprendemos a utilizar un desfibrilador, un aparato que salva vidas
Un 40,3% de la población no sabe cómo es un desfibrilador y solo un 20% se siente capaz de usarlo llegado el momento. El profesor de Enfermería de UPV-EHU Sendoa Ballesteros explica cómo funciona
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Cada año se producen en Euskadi una media de 850 paradas cardiorrespiratorias extrahospitalarias y más del 80% de los pacientes muere antes de llegar al hospital. Un conocimiento amplio de las técnicas de resucitación cardiopulmonar y el uso de desfibriladores mejoraría notablemente esta situación. Sin embargo, la ciudadanía vasca tiene un conocimiento escaso sobre estas técnicas. Un 40,3% de la población no reconocería un desfibrilador y solo un 20% se siente capaz de usarlo llegado el momento.
La cadena de supervivencia en caso de parada cardiorrespiratorio comienza con alguien junto al paciente capaz de reconocer la situación, activar las emergencias médicas, realizar maniobras de resucitación y utilizar el desfibrilador de modo previo a la llegada de la atención médica sanitaria.
Sendoa Ballesteros es profesor del Departamento de Enfermería de la UPV/EHU y primer autor de este estudio que analiza los conocimientos y actitudes que tienen las personas en Euskadi sobre la resucitación cardiopulmonar y los desfibriladores externos automatizados. Con sus explicaciones vamos a intentar mejorar el conocimiento que tenemos sobre esta cuestión.
A diferencia de otras comunidades autónomas, en el País Vasco cualquier persona está legalmente capacitada para acceder a un desfibrilador externo automatizado, un elemento que puede ser fundamental para salvar una vida. En Euskadi la ley dice, además, que tiene que haber un desfibrilador externo automatizado en los grandes establecimientos comerciales; las instalaciones de uso público con aforo superior a 700 personas; estaciones de autobuses y ferrocarril con poblaciones de más de 50.000 habitantes; estaciones de metro, tren o autobús con una afluencia media diaria igual o superior a 2.000 personas, y centros educativos con un aforo igual o superior a 2.000 personas.
Si los pasos legales para implantar y autorizar el uso de los desfibriladores están dados, la clave es sensibilizar a la población general para que conozca qué hacer ante una persona que presenta un ataque cardíaco. Los autores de este estudio proponen que la formación en primeros auxilios forme parte de la cultura general y concretamente del currículum escolar
Recuerda Sendoa Ballesteros que países como EEUU, Japón y Suecia han desarrollado programas que permiten el acceso público a los desfibriladores y que dan formación generalizada a la población en diferentes técnicas de resucitación y de atención a emergencias. Un 37% de las personas encuestadas en el País Vasco aseguran haber recibido formación, pero este dato queda lejos del de países como Eslovenia, donde casi un 70% de la población tiene conocimientos sobre la manera de actuar en una resucitación cardiorrespiratoria.
Junto con la formación, el reciclaje también es importante. La mayor parte de las personas que en Euskadi realizaron cursos de capacitación lo hizo cinco años atrás, "un tiempo excesivo ya que sabemos que este tipo de habilidades se olvidan con rapidez" explica Sendoa Ballesteros. Para solventar dudas, en internet hay infinidad de videos que explican cómo funcionan estos desfribriladores automáticos, conocidos por las siglas DEA. Merece la pena dedicar un momento a un aparato que salva vidas.