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Entrevista

Jose Juan Blanco Pillado: "Una ventana completamente nueva para explorar el universo"

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Investigadores han descubierto un nuevo avance en el estudio del universo a través de las ondas gravitacionales de baja frecuencia. Este emocionante hallazgo ha sido posible gracias a un proyecto internacional en el que participó el investigador Ikerbasque de la UPV/EHU, José Juan Blanco Pillado.

  • El investigador Ikerbasque de la UPV/EHU, José Juan Blanco Pillado.

    El investigador Ikerbasque de la UPV/EHU, José Juan Blanco Pillado.

    17:59 min
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Según el investigador, esta nueva observación es comparable a abrir una ventana completamente nueva para explorar el universo, como si tuviéramos unas gafas con un filtro especial que nos permitiera presenciar fenómenos a los que antes no teníamos acceso.

El descubrimiento de las ondas gravitacionales de baja frecuencia representa un paso significativo en la comprensión de los primeros momentos del universo. "Galileo tenía el telescopio, más adelante tuvimos los rayos X y las ondas de radio, y ahora tenemos las ondas gravitacionales de baja frecuencia", explica el investigador, resaltando la importancia de este logro científico. La investigación ha sido publicada en la revista "The Astrophysics Journal Letters".

Las ondas gravitacionales son perturbaciones en el tejido del espacio-tiempo que se generan como resultado de eventos cósmicos extremadamente violentos, como la colisión de dos agujeros negros. Un agujero negro se forma cuando una estrella que es al menos veinte veces más grande que el sol agota su combustible y colapsa bajo la influencia de la gravedad. Su atracción es tan poderosa que incluso la luz no puede escapar, lo que les confiere el nombre de "agujeros negros".

El experto de la Universidad del País Vasco explica que las ondas gravitacionales fueron predichas por Einstein en 1916, pero su existencia solo pudo confirmarse un siglo después, cuando se detectaron las ondas generadas por la colisión de dos agujeros negros supermasivos, que tenían entre 30 y 40 veces la masa del sol. Sin embargo, estas ondas recién descubiertas poseen frecuencias muy bajas y no son el resultado de un evento en particular, sino la suma de muchas señales. Se asemejan a un ruido de fondo compuesto por la combinación de múltiples ondas gravitacionales. Para ilustrarlo, el investigador utiliza la analogía de las olas que golpean un barco en alta mar y se propagan en todas las direcciones.

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