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UNICEF

Primera gran tormenta del monzón, primeras víctimas rohingyas en Bangladesh

UNICEF ha revelado que 900 albergues, 200 letrinas, 15 puntos de agua, dos puestos de salud y dos puntos de distribución de alimentos de los campos “están dañados o destruidos”.

  • 12:10 min
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Hemos invitado a nuestros estudio a Elsa Fuente, coordinadora de Unicef Comité Euskadi, y Lorena Cobas, responsable de emergencias de Unicef Comité España, para conocer la situación de los campos para refugiados rohingya que se asientan en Cox Bazar, en el sureste de Bangladesh, tras las primeras lluvias monzónicas en esta zona.

Según las informaciones que llegan a través del personal de ayuda destacado en aquellas tierras, la situación podría empeorar porque se espera que el temporal continúe estas fechas. Las fuertes lluvias han causado inundaciones y deslizamientos en Cox Bazar, donde se asientan la mayoría de los campos para refugiados y ya tenemos que hablar también de víctimas mortales, incluido un bebé que falleció en uno de estos corrimientos de tierra.

Miles de niños y sus familias están viviendo en refugios situados en colinas, donde no hay árboles, rocas o arbustos que puedan sostener el suelo arenoso, el cual se ha convertido en un lodazal. Además, la agencia de la ONU ha indicado que “los vientos han dañado o destruido cientos de albergues, dejando a las familias desprotegidas frente a los elementos meteorológicos”.

UNICEF calcula que en total unos 200.000 refugiados rohingya, más de la mitad niños, están en peligro.

La organización internacional ha precisado que, de los casi 10.000 refugiados directamente afectados por el temporal, más del 65 % están amenazados por los vientos; un 27 % por los deslizamientos de tierra; y el 4 % ha sufrido graves inundaciones en sus viviendas o directamente han quedado anegadas.

La evaluación de daños realizada por UNICEF revela además que 900 albergues, 200 letrinas, 15 puntos de agua, dos puestos de salud y dos puntos de distribución de alimentos de los campos “están dañados o destruidos”. Aunque las tareas de construcción están en marcha, “todo esto ha empeorado la situación de las personas afectadas”.

Estas tareas de reconstrucción, así como la distribución de ayuda, se han complicado también porque “la mayoría de los caminos y las carreteras que llevan a los campos de refugiados están anegados, mientras que la carretera principal –de uso militar– que divide el campo más grande está abierta solo para vehículos sanitarios”.