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Opinión
La Columna de José Félix Azurmendi (08.11.2014)
JFA
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Sucesos del 3 de Marzo de 1976. ¿Fue la Transcición verdaderamente modélica? ¿De qué habla la prensa?
Sucesos del 3 de Marzo de 1976
Yo le entiendo a Martín Villa cuando dice que no tiene nada de qué avergonzarse y que está dispuesto a responder a la juez argentina que le reclama por su responsabilidad en la masacre del 3 de marzo en Gasteiz. Yo entiendo la cara de extrañeza de Iñaki Oyarzabal ante los reproches que le llegan por dejar la masacre en un exceso de responsables policiales, cuando él estaba preparado para que le cayeran encima los sectores de extrema derecha por haber ido demasiado lejos en su condena. Le entendí a Mayor Oreja cuando dijo que en el franquismo se vivió con extrema placidez, porque eso es lo que veía y vivía en su entorno. Unos y otros pertenecen al sector ganador de la guerra que encabezó Franco y al que encabezó una Transición que en modo alguno fue arrancada por la oposición. Ellos y los suyos nunca fueron derrotados, y sin embargo tuvieron el detalle de tender su mano hacia los perdedores para compartir sistema y poder, dando por supuesto que con ello ponían punto final al pasado y sus deudas, y que nadie debería sentirse ya con derecho de reclamar nada.
La Transición
Han tenido que pasar más de treinta años para que se empiece a decir que la Transición tal vez no fuera tan maravillosa, que tal vez no haya motivos para sentirse orgullosos de ella. Han tenido que pasar más de treinta años para que no te amenacen con una querella si defiendes que la Transición fue un fraude y que había motivos para oponerse a ella, que es lo que vino a decir Hasier Arraiz y finalmente no se ha considerado delictivo. A los padres de la Transición, desde Fraga hasta Carrillo, sobre todo a éste, no se les podía pedir una sincera autocrítica y un relato veraz que negara toda una vida. Es ahora, cuando la crisis económica, política y moral es evidente, cuando las nuevas generaciones han echado la mirada atrás y se han encontrado con que de aquellos barros, estos lodos. Al contrario de populares, socialistas y comunistas, las gentes de Podemos tienen la ventaja de no estar implicados con el Régimen, con la “casta” que sucedió a la larga dictadura; por eso que tengan ante sí el reto y la posibilidad de construir un pacto libre entre los hombres y los pueblos del Estado español.
La Prensa
El diario El País de ayer decía en un titular que Podemos apoya una consulta legal similar a la de Escocia para Catalunya. Un artículo de opinión defendía la necesidad de talento político e imaginación jurídica para un arreglo provisional en Cataluña. Otro recogía la tesis de Solé Tura, un padre de la Constitución, sobre el derecho de autodeterminación y recordaba cómo algunos parlamentarios de la izquierda se ausentaron por necesidades fisiológicas para no tener que oponerse con su voto al derecho de autodeterminación que propugnaba el diputado Francisco Letamendia. El escritor Pere Gimferrer confesaba ayer en ese mismo diario que “lo ideal para España sería la confederación, pero da miedo decirlo”. ¡Es una lástima que el entrevistador no le preguntara por los motivos de esos miedos! Seguramente, Gimferrer siempre pensó así, como pensaron antes otros republicanos de todos los pueblos del Estado, pero ha esperado hasta ahora para decirlo. También él es en definitiva hombre de la Transición, sus renuncias y sus miedos.