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Opinión

La Columna de José Félix Azurmendi (28.12.2014)

El Euskobarómetro anuncia a Podemos como segunda fuerza en el Parlamento Vasco. ¿Son los de Podemos unos marxistas-leninistas de manual? ¿Les habrá gustado en mensaje de Navidad de Felipe VI?

Hablamos del Euskobarómetro que anuncia a Podemos como la segunda fuerza en el Parlamento Vasco…

Cuando se conocieron los resultados de la encuesta de Nafarroa que situaba a Podemos como primera fuerza en el territorio tuve la misma sensación que he tenido ahora al publicarse los del Euskobarómetro. Seguramente están inflados, pero en ambos casos manifiestan con claridad que son muchos los que están seguros de que no les gusta lo que hay y empujan un cambio radical todavía por definir y materializar. La desafección con el ancien régimen de la Transición lampedusiana es más evidente en los jóvenes, si como tales hay que tener también a los treintañeros, pero tiene toda la pinta de haber arraigado en todas las edades. En un país tan pequeño como el nuestro, a Podemos le faltan las caras para añadirles o restarles credibilidad. Las pocas que se han ido dejado sentir tienen incorporado un lenguaje y una prudencia que les hacen acreedores a mi juicio a algo más que el beneficio de la duda

¿Son los de Podemos unos marxistas-leninistas de manual?

A mí me parece que sus dirigentes llevan a cuestas unas cuantas digestiones, la marxista en sus ramas varias, la anarquista-libertaria, la humanista, la religiosa, y que están lejos de cualquier manual y por eso que eludan definirse como izquierdistas, aunque social y biográficamente lo sean. En algún momento se titularon socialdemócratas, pero me da la impresión de que no van a reincidir en el adjetivo. Tienen pendiente una definición sobre el Estado de Naciones que es el español, pero hablan de Estado y no de Nación española y no dudan en reconocer a todos el derecho a decidir, si bien no sólo en cuestiones identitarias. Si viviera el maestro José Bergamín les diría que pensaran en una Tercera República y en resucitar la propuesta de una Confederación de Pueblos Ibéricos. La verdad es que no acierto a explicarme por qué son tan respetuosos con esta Monarquía borbónico-franquista.

¿Les habrá gustado en mensaje de Navidad de Felipe VI?

Seguro que no, pero tampoco le han dado mucha caña, y por eso que diga que no le encuentro explicación a tanta prudencia en un asunto clave para la ruptura con el pasado y la casta. Sin embargo me parece exagerado deducir de las palabras de su líder Pablo Iglesias al respecto que apoyara el mensaje real, como hacen algunos dogmáticos de la izquierda. No creo que se deba deducir eso de lo que escribió en su twiter al decir que “comparte aspectos del diagnóstico del Jefe del Estado, aunque se equivoca si piensa que los responsables de la crisis nos sacarán de ella”. Respetuoso sí que es, exageradamente respetuoso tal vez, y menos justificado, aunque en la misma línea, que sus elogios al discurso del Papa Francisco en el Parlamento Europeo. Desde luego, también se puede ser suave en las formas y radical en las propuestas, y tal vez sea eso lo que tratan de trasladar a la opinión pública.

Hace unos días, que parecen ya lejanos porque han sido desplazados por otros temas, tuvimos sobre la mesa la propuesta de Jonan Fernández a ETA sobre la entrega de las armas.

Si no hubiera habido sondeo Llera por medio, pensaba haber hablado más extensamente de la propuesta de desarme que el Gobierno vasco hizo a ETA a través de Jonan Fernández, una propuesta definida por éste como “rápida, viable y efectiva” para romper el estancamiento actual. Pero tiempo y ocasión habrá para ello, porque la que pareció una salida extemporánea con respuestas automáticas igualmente extemporáneas puede que lleve camino de convertirse en un movimiento de ficha que provoque otros e implique a casi todas las partes. Si digo ‘casi’ es porque el actual Gobierno español no tiene interés alguno en abordar este tema.

Entre tanto, lo que ocupa y preocupa a más vascos es la suerte de los presos, la dispersión, los intentos renovados por negarles derechos que les corresponden. Y así quedará de manifiesto el 10 de enero en las calles de Bilbao. Sobre esto, nadie alberga dudas.