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Opinión
La Columna de José Félix Azurmendi (03.01.2015)
Tiempos de cambio político y social que se avecinan en 2015 y su repercusión dentro y fuera de nuestro entorno
Ha terminado un año, ha empezado otro
Ha pasado el 2014, ha dado comienzo el 2015, nadie duda de que estamos en tiempos de cambio, políticos y sociales, sociales y políticos, si se prefiere. Cuando se diseñó aquella Transición española que se vendió como modélica, el Mediterráneo estaba agitado y los poderosos lo veían como peligroso. También hoy se agitan las aguas del Mare Nostrum, más de los catalanes que de los vascos, que tenemos mar propio y lleva internacionalmente el nombre de Bizkaia.
Le estoy leyendo a Carlos Alberto Montaner, un muy conocido periodista, escritor y político cubano de mi generación que disfruta de la nacionalidad española y estadounidense y de la admiración de todas las derechas y sus servicios, que 2015 será un año extremadamente inestable en el Mediterráneo y que su onda expansiva alcanzará a todo el planeta, porque “la globalización también es eso”.
Afirma él, y suele estar bien informado, que la sacudida comenzará en Grecia con la probable elección del partido Syriza, un acrónimo en griego que puede traducirse como Coalición de la Izquierda Radical. “Y bien que lo es”, explica, porque “se trata de una amalgama antisistema dominada por los marxistas, donde se juntan estalinistas nostálgicos, trotskistas, anarquistas, anticapitalistas, anti-globalizadores, verdes que odian los transgénicos, antiamericanos, eurófobos, antieuros, y, por supuesto, propalestinos-antiIsrael”.
¿Con repercusión también más cerca de nosotros?
El predecible triunfo de Syriza impulsaría el de ‘Podemos’, una formación que Carlos Alberto describe como similar y dirigida por “el joven profesor comunista-chavista Pablo Iglesias”. Las caricaturas producen a veces reacciones contrarias a las que se pretenden, y algo así parece estar sucediendo con ‘Podemos’, que goza ya, también entre nosotros, con un enorme margen de confianza gracias a los ataques irracionales de sus enemigos.
Esa confianza será puesta a prueba cada vez que los dirigentes que ya empiezan a conocerse entre nosotros deban responder a cuestiones concretas sobre su proyecto, un proyecto que tiene muy claro lo que no quiere y menos lo que quiere y cómo conseguirlo. Sea como fuere, ‘Podemos” y ‘Ahal dugu’ ya están aquí, vienen para quedarse, todos los toman en serio, a nadie deja indiferente. Es seguramente el movimiento más importante en la política del Estado español desde aquella Transición modélica.
¿Habrá algo más que esto en nuestro paisaje político-social?
En el Mediterráneo hay otra no se sabe todavía si revolución, evolución o maniobra, en el Vaticano, liderada por un hombre llegado del Cono Sur americano, al que el lehendakari Urkullu, con buen tino, ha invitado a visitarnos aprovechando que andará cerca. El Papa Francisco es jesuita, seguro que ya ha estado antes en Loiola, no debería hacer ascos a esta invitación, que sería bien vista por una gran parte de la sociedad vasca.
No tiene el abertzalismo buenos recuerdos de los oficios del Vaticano, pero sí de Pedro Arrupe, el último gran general de la Orden jesuítica, de quien Bergoglio no parece que se alimentó en exceso, pero siempre se puede cambiar a mejor: no sería el único ejemplo de mejora con el envejecimiento. Tiene el abertzalismo buen recuerdo también de Juan XXIII, que visitó Euskadi antes de ser Papa, que durmió en Pasaia en casa de monseñor Laboa, con cuya amistad se honraba, que escribió Encíclicas y convocó un Concilio que influyó notablemente en la sociedad vasca.
Te veo muy puesto en cosas de Iglesia
Nuestra generación, para bien y para mal, ha estado marcada por la Iglesia Católica y sus instituciones. No es ése hoy el caso, por eso que resulte tan indiferente a las nuevas generaciones de patriotas vascos que tengamos los obispos que tenemos, que los soporte sin rechistar. No sé si nuestro Papa Francisco tendrá suficiente conocimiento de ello. No sé siquiera si eso tiene importancia hoy.
La próxima semana hablaremos de presos, de movilizaciones, de conculcación de derechos, de invitaciones al cambio: ese es otro gran tema para el 2015.