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Opinión
La Columna de José Félix Azurmendi (10.01.2015)
Los atentados de París, tres días que han ocupado la atención de los medios de comunicación. Derechos de los presos de ETA y de la dispersión
Imposible no empezar hoy por París, por estos tres días que han ocupado la atención de todos los medios de comunicación
Ha habido antes atentados con más víctimas, incluso en Europa, pero nunca antes se había producido ninguno que acabara con el staff completo de un medio de comunicación. Se suele decir que todos los atentados y todas las víctimas son iguales, pero no es verdad. Hoy todos se reclaman Charlie, pero tampoco es verdad. Ni antes ni ahora ni mañana, muchos de éstos dejarán de estar en contra del fondo y la forma de la crítica social que representa -¿habrá que decir representaba?- el semanario parisino.
Han muerto en París periodistas, y han muerto policías y rehenes presumiblemente judíos, además de los propios activistas yihadistas, tres ciudadanos franceses de más o menos remoto origen africano, como la misma mujer policía a la que dieron muerte. Y seguramente no van a ser los últimos.
Se indigna alguno no sin motivo porque se pone ahora el grito en el cielo, se clama ahora contra la violencia y el terrorismo, y se pasa de hurtadillas ante otras violaciones sistemáticas a los derechos humanos más graves en Nigeria, Siria, Irak, Palestina… La prudencia y el sentido común aconsejan enterrar en paz a los muertos de hoy, y darse luego a analizar con frialdad lo que ha sucedido, indagar en sus causas, proponer medidas no sólo represoras para empezar a resolverlas, en lugar de sólo ahondar en medidas represoras.
Derechos de los presos de ETA y de la dispersión
Esta tarde se repetirá en Bilbao una manifestación gigantesca a favor de los derechos de los presos -porque también los presos tienen derechos- y contra la dispersión. No será fácil congregar a tanta gente como el año pasado, cuando se batió con creces el récord de cualquiera otra en cualquier lugar de Euskadi, a pesar del mal tiempo de aquel día. Hoy la climatología será benigna, pero no reparan en ella los que sienten como una obligación participar, concurrir.
Hay también quienes están o dicen estar en contra de la dispersión y cualquiera otra medida vengativa contra los presos de ETA, pero han decidido no asistir porque no comparten las formas de los convocantes. Tras la declaración de esta semana del colectivo EPPK va a resultar menos aceptable que se defienda la abstención, la inhibición a colaborar en medidas concretas a favor de lo proclamado. Como el sentido común proclamaba, los presos y sus representantes se han mostrado dispuestos a consensuar medidas con las instituciones vascas e internacionales que estén dispuestas a ello, lo que significa oír y ser oídos. Como la plataforma Sare ha pedido, la situación de los presos de ETA no debe ser tema de confrontación partidaria, al menos entre abertzales.
Pero el colectivo ha puesto condiciones…
Hay una raya roja que los presos de ETA, los de antes y los de ahora no van a traspasar, y es la delación. Públicamente, sólo se conoce y reconoce un caso en el que un ex militante haya accedido a colaborar con la Policía delatando a ex compañeros. La Administración española sólo ahora, precisamente cuando ETA ha abandonado la lucha armada, pone ésa como condición para acceder a lo que llama beneficios penitenciarios, lo que da mucho que pensar y pone de manifiesto sus verdaderas intenciones. Mientras la Administración dirigida por el Partido Popular insista en esta política ante los presos, difícilmente van a conseguir de buena parte de la sociedad vasca una comprensión y aceptación que sus representantes locales cada vez van a echar más en falta.
Y hemos entrado ya en un año lleno de elecciones.