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Opinión

La Columna de José Félix Azurmendi (23/05/2015)

José Félix Azurmendi | Radio Vitoria

Hablando de fútbol como materia de riesgo. El precio de la insumisión. Es tiempo de buenas noticias.

Hablando de fútbol como materia de riesgo

Hoy es un día muy adecuado para hablar de fútbol, del fútbol profesional español, que es lo menos deportivo y lo más politizable que se me ocurre hoy. Dentro de unos días, el Athletic de Bilbao y el Fútbol Club Barcelona disputan la final de la Copa del Rey, sucesora de aquella Copa del Generalísimo que se instauró en 1939 inmediatamente después de que Franco ganara su guerra.

Proponen algunos que si se pita al himno y al máximo representante del Reino de España se suspenda el partido, puesto que no resultaría fácil arrestar y multar a cuantos se da por supuesto que participarán en la gran pitada, que es lo que les pediría el cuerpo. ¿Si algo así se llegara a hacer, se imaginan ustedes el espantoso ridículo y descrédito en el que caería ante todo el mundo la Administración española? No habrá suspensión pero si consideración y tratamiento de enfrentamiento de alto riesgo, que suena a pataleta del poder y que en modo alguno se justifica en experiencias anteriores similares.

Para encuentro de alto riesgo el de Ipurua, que enfrentará esta tarde al Eibar con el Córdoba. Para situación de alto riesgo, la del Osasuna, al que podríamos ver pronto en Segunda B, asestándole así un golpe definitivo a sus arcas y a su historia.

El precio de la insumisión

Me ha parecido entender que un alcalde catalán está dispuesto a pagar la multa que le impondrán por no retirar la estelada, le enseña nacional catalana, y colocar en su lugar la rojigualda española.

Me ha recordado este gesto de insumisión el de un capitán mercante bermeano retirado en La Taberna Vasca de Gernika que franqueaba sus cartas con destino a Madrid, donde vivía la familia de su mujer, como país extranjero. Se reían de él los sabios del café Arrien, pero les contestaba el marino que lo gastaba a gusto, que se lo podía permitir, que sus tripas se lo agradecían. Corrían los negros años del franquismo y nuestro capitán estaba dispuesto a pagarse su protesta. Sin recurrir al pase foral y otras pretendidas antiguallas, ¿cuántos hay dispuestos entre nosotros a plantarse ante ciertas imposiciones y a correr con el gasto?

Es tiempo de buenas noticias

No recordaba yo un mensaje tan optimista sobre el futuro económico de nuestro entorno como el que nos ha regalado esta semana el presidente de Confebask, Miguel Angel Lujua. Con la cautela debida siempre por delante, pues los últimos años han sido muy duros para la economía de Euskadi y aún queda mucho por recuperar, ha aclarado, como si fuera la señora Economía la que sufre y no la gente. Presidente y director general han explicado que se despejan los grises nubarrones de la crisis y “por primera vez, hay vientos de cola”, como si crisis y solución dependieran de factores incontrolables para la voluntad de los hombres.

No han sido los de Confebask los únicos mensajes optimistas que hemos escuchado estos días. Las circunstancias, el momento y algunos temores parecían aconsejarlo. Habrá más de lo mismo este año, porque este baile no ha hecho sino comenzar. ¡Que ustedes lo bailen bien!