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Opinión

La columna de José Félix Azurmendi (05/09/2015)

José Félix Azurmendi

Inauguramos septiembre con la imagen de un niño de tres años tumbado boca abajo y muerto en una playa de veraneo de Turquía como síntesis de una realidad a la que ninguno podemos dar la espalda.

Tx. Arrancamos un nuevo curso a primeros de septiembre, mes que siempre fue el de la segunda oportunidad para los suspendidos en junio.

JFA. Inauguramos septiembre y el curso con la imagen de un niño de tres años tumbado boca abajo y muerto en una playa de veraneo de Turquía como síntesis de una realidad a la que ninguno podemos dar la espalda. Todos los días morían niños y adultos por docenas en escenarios parecidos y por razones idénticas, pero lo hacían en silencio, con discreción, sin testigos, y vivíamos como si no fuera ello con nosotros. La conmoción social que la imagen del niño ha provocado se ha traducido en presión ciudadana a los Gobiernos, obligados ahora a plantearse como propio el problema de los refugiados y su remedio. Si alguna vez pudo resultar electoralmente rentable el cierre de fronteras y ayudas a emigrantes y refugiados, hoy nadie osaría plantearlo. Queda la duda de cuánto va a durar esta conmoción social, de cómo se va a traducir la colaboración institucional y particular prometida al calor de la emoción y vergüenza provocada por la muerte del niño sirio Aylan Kurdin.

 

Tx. En este mundo globalizado nada no es ajeno y distante, pero poniendo la mirada en nuestro entorno más cercano, ¿en qué te has fijado?

JFA. A la espera de conocer con más detalle lo que se pudo tratar a puerta cerrada en el encuentro del lehendakari Urkullu y sus asesores con más de un centenar de alcaldes de municipios de la Comunidad Autónoma Vasca, se me ocurren algunas consideraciones de carácter general y seguramente permanente. Los propósitos globalizadores, inclusivos e integradores a la hora de reconocer el dolor y sufrimiento de todas las víctimas que propone el lehendakari pueden ser muy loables, pero imposibles, a mi juicio. Aunque no se hable de estas cosas por razones fáciles de suponer, no todas las víctimas son iguales, ni los tiempos, ni las circunstancias, ni las motivaciones ni los orígenes. No son iguales ni las víctimas ni los victimarios. Hay víctimas civiles que discurso alguno puede no ya justificar, sino explicar. Hay víctimas que se entienden dentro de conflicto y el enfrentamiento, y otras que desmienten y desacreditan las pretendidas razones de su práctica. Las respuestas y reacciones de las víctimas nunca ni en lugar alguno fueron integradoras y aquí tampoco lo serán. La memoria y el relato no van a ser inclusivos, como pretende el lehendakari, pero pueden ser honestos, como también pretende y pide.

 

Tx. ¿Debemos deducir de lo que dices que el intento es baldío?

 

JFA. En absoluto. Todo lo que sea encontrarse cara a cara y la reflexión entre diferentes me parece positiva, pero deberíamos saber que seguramente nada concreto va a salir de este y otros intentos que se harán necesarios para no caer en el desánimo. Si estos intentos se materializan y concretan en iniciativas a nivel de cada pueblo, pueden ser especialmente enriquecedores, pero en ocasiones incluso más difíciles y descarnados. Cuando conozcamos en detalle el informe que como documento de trabajo se ha entregado a cada uno de los alcaldes, estaremos en situación de valorar mejor los criterios con los que se ha redactado. Debo reconocer, sin embargo, que no me ha parecido acertado que “los retratos municipales de las vulneraciones del derecho a la vida en el caso vasco” abarquen cincuenta años que empiezan en 1960. Para el caso vasco, lo más importante que sucedió en este año fue la muerte del lendakari José Antonio Aguirre, pero no creo que sea esa la explicación. Verdad es que en 1960 la explosión de un artefacto en la estación de Amara dio muerte a la niña Begoña Urroz e hirió al niño Baleren Bakaikoa, pero los responsable de ese artefacto y de otros cuantos más en las mismas fechas y en diferentes lugares de la península poco tenían que ver con el “caso vasco”. Hay más temas de rabiosa actualidad, como el caso catalán y el tiempo electoral que nos va a acompañar hasta finales de año, pero de eso ya hablaremos en las próximas semanas y meses.