La columna de José Félix Azurmendi (05/12/2015)

Tx. Ha arrancado oficialmente la campaña para las elecciones del 20 de diciembre y también nuevas iniciativas sobre el modelo de Estado

No sé qué recorrido tendrá y con qué representación cuenta cada una de las nueve organizaciones políticas que han suscrito un manifiesto para denunciar el modelo de Estado consagrado por la Constitución del 78 y proponer un proceso constituyente popular, social y democrático en el que sean sus respectivos pueblos los que tengan la palabra. Hay ahí vascos, catalanes y gallegos, pero también canarios, asturianos, castellanos y aragoneses. El momento parece el adecuado, y el planteamiento novedoso. Se asiste a una clara ofensiva centralizadora, a un agotamiento del diálogo y a una urgencia de cambio que los protagonistas del 78 ni quieren ni pueden garantizar. De ahí la oportunidad de los nuevos planteamientos, de las nuevas lecturas de la Constitución, de los debates constituyentes.

Los firmantes, Euskal Herria Bildu en nombre de los vascos, se reconocen internacionalistas y solidarios con los sectores progresistas del Estado, pero se reservan para cada una de sus naciones el ritmo y modo de implementación y una colaboración pausada para el establecimiento de la estrategia conjunta de colaboración entre fuerzas políticas soberanistas. Sus objetivos incluyen apoyo mutuo ante los ataques y la defensa del derecho de todos los pueblos a decidir su futuro, de forma pacífica y democrática, sin amenazas ni injerencias externas.

Tx. Se han conocido esta semana graves disensiones en la izquierda abertzale

No es nuevo que haya discrepancias y disensiones en la izquierda abertzale. Lo nuevo es que se aireen pública y oficialmente, y que tengan por protagonistas a los presos, un sector muy sensible para todos. También es nuevo que el escenario elegido para su detonante haya sido el de un juicio en París contra destacados militantes de ETA, los acusados de la última muerte causada por ETA, la primera y única contra un agente de las fuerzas policiales francesas

Esta y otras polémicas tienen de fondo a mi juicio el relato. El relato que se va imponiendo y que los dirigentes de la izquierda abertzale no aciertan, por incapacidad o por temor a represalias político-judiciales, a ajustar a la verdad asumida por sus bases y por sectores amplios de la sociedad vasca. Aceptar, como recuerdan los críticos, que Carrero Blanco y Argala tengan la misma calificación histórica, que las torturas sistemáticas sean reconocidas como episodios puntuales de malos tratos, que Txabi Etxebarrieta pase a la historia como un asesino y que parezca que la violencia nació en 1960, es un precio inaceptable para demasiada gente, así sea en aras de un futuro reconciliado.

ETA, o alguien en su nombre, tiene pendiente una explicación a la sociedad vasca. Una explicación de su estrategia y práctica político militar, una explicación que dé respuesta a las verdaderas razones de su abandono. Mientras tanto, la explicación la darán otros y siempre en su contra. Si alguien temiera, por otra parte, que la disensión organizada de la que ahora se trata pudiera desembocar en un regreso a la lucha armada, debería tener en cuenta que nadie que tal cosa pretendiera empieza por hacer público quiénes son.

Tx. Este fin de semana, este puente de la inmaculada Constitución es para muchos el de la Durangoko Azoka

Esta Feria del disco y libro vascos que cobijó inicialmente ese majestuoso pórtico de Santa María de paseos ensotanados y marchanteras, que tan bien conocemos nosotros, ha cumplido nada más y nada menos que cincuenta años. Elegir Durango como centro estratégico para promover y escenificar la resurrección cultural vasca se ha demostradp como un gran acierto de sus promotores.

Entre los muchos libros que se presentan en esta ocasión, está el del periodista Imanol Murua “Ekarri armak”, que trata de responder a las preguntas de por qué ahora y por qué así se ha producido el abandono de las armas por parte de ETA. Con su habitual rigor, Murua recorre la historia de la organización desde que rompió la tregua en junio de 2007 hasta el anuncio del abandono de las armas de octubre de 2011. Al periodista le parece que la actitud de Batasuna ante y frente a la dirección de ETA fue clave para que tal cosa sucediera. Murua no puede por menos que reconocer que hay aspectos internos que desconoce, pero la información y los hechos que maneja, además de su larga y honrada dedicación a la materia, garantizan una crónica interesante y oportuna.

Será sin duda, junto a los ya autores clásicos en la Azoka, uno de los libros más demandado.