La columna de José Félix Azurmendi (02/01/2016)

Estrenamos año, es tiempo de balances y previsiones

Es costumbre en estos días de renovación de candelario echar la vista atrás para hacer balance del último año y echarla hacia delante para imaginar el que viene. No conozco a nadie que lea estos análisis con interés: se han convertido, si alguna vez fueron otra cosa, en recursos para completar espacios y parrillas en medios de comunicación escasos de personal. Ni siquiera el paso de lo viejo a lo nuevo se libra de este pequeño fraude informativo, en la medida en que lo que se ve y oye con fondo de campanadas ha sido registrado previamente con antelación y alevosía.

Tampoco conozco mucha gente que se interese por los mensajes reales, presidenciales y religiosos que los mandatarios dirigen a sus parroquias en estas fechas, a pesar de los esfuerzos por innovar escenografía y maneras. Acaso se debería hacer una salvedad con el que la presidenta Uxue Barkos se ha dirigido a los navarros, por lo que ha dicho, por cómo lo ha dicho, porque por primera vez ha hecho justicia a la lingua navarrorum.

El lehendakari Urkullu ha recibido en estos días una llamada considerada de cortesía, es decir, sin interés político, lo que ha dado pie para hacer un balance de todas las descortesías de las que ha sido objeto durante los cuatro años de mandato de Mariano Rajoy. Urkullu ha recordado con este motivo que las cuestiones de alianzas y demás es cosa de las autoridades del partido y no del presidente del Ejecutivo. Desde luego, Euskadi pinta poco en el Estado, lo que no deja de tener también algunas ventajas.

Comenzó el baile postelectoral, el tiempo de los cortejos entre partidos

Se celebraron las elecciones a Cortes en la inusual fecha del 20 de diciembre y los faustos navideños no están facilitando la digestión de sus resultados. Cuando pasen los Reyes, los Magos, dará comienzo el baile para intentar un Gobierno en Madrid que a día de hoy se prevé complicado. Los primeros compases han sido suficientes para ver cómo el tema de la unidad de España aparecía como el más importante. Más importante que el desempleo, la corrupción, los desalojos, los crímenes machistas.

La defensa de la unidad de España está siendo utilizada también como arma arrojadiza para dirimir disputas intrapartidarias, para vetar alianzas, para desconocer los asuntos que interesan de verdad a los ciudadanos. Es esto especialmente evidente en la familia socialista, lo es en boca de una presidenta andaluza que lo usa contra su secretario general. No le falta razón a Patxi López cuando se duele del espectáculo que están dando. No le falta perspicacia a Pablo Iglesias cuando insiste en su propuesta a favor del derecho a decidir.

Hablan algunos de replantear el modelo de Estado y no me parece evidente que el actual tiempo sea más favorable que el de la Transición para las aspiraciones vascas. No me parece que la capacidad de presión sea hoy más fuerte que entonces. Si entonces Navarra fue cuestión de Estado, hoy lo sería con seguridad la Transitoria Cuarta. Y todo esto a la espera de lo que suceda en Catalunya.

Donostia, Capital Europea de la Cultura 2016

Me parece significativo que Donostia se estrene como Capital Europea de la Cultura con la Tamboreada de San Sebastián. Si se trata de hacerse oír, nada más oportuno. Tengo curiosidad por ver qué queda finalmente de estas celebraciones culturales por decreto que se presentan como muy enriquecedoras espiritual y materialmente. También de este fausto, que se presenta como una ocasión para levantar nuevas instalaciones culturales, se hará balance cuando concluya el año. Desde luego, por falta de ellas no van a quedar, ni Donostia, ni el resto de capitales vascas.