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Sabatina

La columna de José Félix Azurmendi (01/10/2016)

Reflexiones sobre la crisis del PSOE y los resultados de las elecciones vascas

Dijimos el sábado pasado que hoy hablaríamos del Gobierno, pero tal vez tengamos que dar prioridad a otros temas

No han pasado ocho días desde la celebración de las elecciones parlamentarias vascas y, en lugar de dedicarnos a leer y sacar conclusiones de los resultados, y a hablar del Gobierno, estamos atrapados en la política española, en la crisis esta vez del PSOE, como si nos fuera en ello la vida. Si no hubiera sido por ese escaño de última hora que se atribuyó al PNV y ha terminado en la cuenta de EH Bildu, los medios de comunicación y la opinión que provocan apenas reflejarían que se acaba de pasar lista a los ciudadanos de la Comunidad Autónoma Vasca y que éstos han dicho con rotundidad que le corresponde al PNV investir a Urkullu lehendakari y formar un Gobierno que quiere estable. La pérdida de ese escaño 29 le resta, eso sí, comodidad en ese empeño y deja en evidencia la precipitación de las declaraciones de Mendia y Alonso sobre su disponibilidad a contribuir a la estabilidad que se pretende.

Decía Pierre Letamendia, ideólogo democristiano francés de origen vasco-chileno, que el PNV era, más que un partido, una manera de vivir e incluso de morir, y lo decía por las esquelas mortuorias en las que se identificaba al fallecido como ex gudari del batallón x, por las esquelas y las misas que batzokis y agrupaciones locales y nacionales le encargaban. Se trata de gentes orgullosas de su militancia, decía, y deseosas de que todo el mundo lo sepa. Letamendia murió hace años y tal vez hoy no diría lo mismo, pero el éxito electoral del PNV tiene todavía bastante que ver con su atipicidad y una trabajada y transversal implantación en el tejido social.

También la de la izquierda abertzale sigue siendo notable, especialmente en los territorios más euskeldunes, lo que se traduce en su remontada electoral. Podemos, de momento,  tiene en este sentido casi todo por hacer y mostrar, necesita maduración. Los populares, por su parte, nunca contaron entre nosotros con una base social significativa, lo que no debería atribuirse solo a la violencia que padecieron, y los socialistas, a la luz de la última consulta y antes incluso de los últimos rifirrafes, la está perdiendo: lo ha dicho Jesús Egiguren, la sociedad ha cambiado y los socialistas no lo hemos sabido analizar. Ha dicho también que el PNV les ha quitado más votos que Podemos, y que los acuerdos con el PNV tienen ventajas pero castigan electoralmente.

Cómo nos afecta a los vascos la crisis del PSOE

No nos va la vida a los vascos en el resultado de la guerra entre facciones del PSOE, pero nos afecta, naturalmente. Porque un nuevo período de Rajoy con mayoría absoluta nada bueno anunciaría, que es en el fondo, además de la cruda batalla interna por el poder, lo que se dirime. Sin recurrir a Suresnes y antes de las maniobras monárquicas de Indalecio Prieto, no es la primera vez que los socialistas se ven envueltos en peleas internas, pero nunca como en ésta ha estado la ideología tan ausente. Josep Borrell ha estado especialmente lúcido a la hora de analizar la situación de su partido, a la hora poner la mirada en la lucha por el poder, exigir claridad e invitar a hablar también con Podemos, donde están buena parte de “nuestros hijos”, ha dicho. Felipe González ha estada especialmente tóxico, al decirse engañado por Pedro Sánchez y desencadenar una maniobra cuyo desenlace es imprevisible, con consecuencias también, naturalmente, para la vida política vasca.

Cuando todo el mundo parece dar por supuesto que son los socialistas los mejores además de los más baratos aliados para el PNV, no puedo dejar de recordar a Manuel Irujo cuando dijo que con Prieto y un Borbón  no iría a ninguna parte; no puedo dejar pasar el hecho de que no habrá ya ningún socialista proveniente de Euskadiko Ezkerra en el nuevo Parlamento de Gasteiz.