La columna de José Félix Azurmendi (12/11/2016)

Tx. El resultado electoral en los Estados Unidos ha sido sin duda el tema de la semana

JFA. Los mismos que estaban seguros de que Hillary Clinton ganaría las elecciones, no han tardado en encontrar argumentos para explicar(se) la victoria de Trump.  Pocos días, muy pocos, han hecho falta para encontrar tranquilizadoras reflexiones acerca de lo que inicialmente se sintió como una catástrofe. A la Bolsa le bastaron unas horas.

En contra de lo que algunos parecen creer y decir, el nacionalismo vasco poco tiene que agradecer a una Administración estadounidense que recibió  al lehendakari José Antonio Agirre por la puerta de atrás, separado de su familia, “como un delincuente”, dijo él; que permitió la desaparición de Jesús de Galíndez y nunca dio satisfacción por ello; que, desconociendo todas las aportaciones de los patriotas vascos a la causa Aliada, entre ellas las vidas de dos mártires, no tuvo reparo en facilitar la aceptación internacional del dictador Francisco Franco. El genio de  Manuel Irujo lo plasmó con rotundidad al exclamar: “¡Pajoleros americanos! ¡Qué les habremos hecho para que nos traten tan mal!”.

Y, sin embargo, una significativa representación institucional y política del abertzalismo nunca dejó de ver en las instituciones norteamericanas un modelo, un refugio, un aliado. Algo parecido le sucedía con un Vaticano que desoía una y otra vez sus argumentos y peticiones, y firmaba especialísimos concordatos con el nacionalcatolicismo español. Mary Zabala, la viuda de José Antonio Agirre, reconoció que 1953 había sido el año más triste de su marido y lo explicó justamente en la traición de los Aliados y el pragmatismo desvergonzado de Roma.

Eran tiempos de guerra fría, se podía pensar que la amenaza soviética lo justificaba: ¿qué pensarían hoy aquellos representantes del Gobierno vasco del exilio si hubieran oído las cosas que ha dicho Trump, si hubieran conocido la temprana y amiga felicitación de  Putin? No hay hoy en los Estados Unidos de América un Franklin Delano Rooselvet, ni un Plan Marshall, ni siquiera un Carter tentado por el discurso moral y un liderazgo internacional decente. Tras un Obama que parecía que quería y no le dejaban, llega un Tramp que mejora a los Nixon, Bush, Reagan. Para muchos, hoy, el único liderazgo moral parece ser curiosamente el del Papa Francisco.

Tx. Esta semana ha estado también  muy presente la  Memoria y el relato

JFA. Hoy se celebra El día de la Memoria, escribía Vicente Huici en su blog de Deia, y como es habitual las interpretaciones sobre lo que hay que recordar y lo que hay que olvidar han resultado ser los aspectos más relevantes. Huici anunciaba para ayer la presentación de la última novela de Edgar Flores El olvido de Bruno, lo que me hizo pensar por un momento, dada la circunstancia, que trataría del Bruno alavés que se vanagloriaba de haber asesinado a 108 alaveses, entre ellos las más altas autoridades republicanas de la provincia. No, no era ese Bruno ni ese el asunto, se trataba de un personaje de ficción, pero la reflexión de Huici seguía siendo pertinente para observar que en asuntos de memoria y relatos casi nada es inocente, como no lo es la fecha elegida para instituir El día de la Memoria ni son los períodos que se deben incluir en la revisión.

No debería extrañar que el Partido Popular se sintiera defraudado cuando vio que un día que se eligió para recordar y homenajear a las víctimas de ETA, porque resultaba ser el único del año sin ninguna, hubiera derivado en algo menos preciso. Hubo el jueves dos actos conmemorativos, si no tres, con distintos protagonistas y discursos, como hay un proyecto de Centro Memorial de Víctimas en cuyos cálculos no entran las provocadas por Bruno Ruiz de Apodaca y otros mucho Brunos; hay un Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, que perdería sentido si no se acordara de las brunadas, y terminará habiendo seguramente un tercero, cuando las circunstancias lo permitan, cuando los ánimos estén más serenos y las heridas cicatrizadas.

Tx. Ya hay fechas para la investidura del Lehendakari

JFA. El 23 será el primer intento, al día siguiente el definitivo, y el sábado 26 jurará Iñigo Urkullu su cargo ante el Árbol de Gernika. No habrá aquí sorpresas, aunque no s e haya hecho oficial todavía la manera como los socialistas lo apoyarán. Ha reconocido Charly Prieto que su partido no tiene vocación de oposición, ha alabado el buen funcionamiento de las instituciones en las que ya están colaborando con los jeltzales, solo queda alguna duda sobre la forma que adoptará la nueva colaboración, que se materializará con probabilidad en forma de carteras. En la próxima semana se producirán todavía algunos escarceos para la galería, EH Bildu redundará en que no es el PSE el partido que puede garantizar las medidas que la sociedad vasca reclama, dirá Ahal dugu-Podemos que si EH Bildu insiste en buscar acuerdos con el PNV presentarán ellos una candidatura alternativa, y tratará el PP de vender la idea de que los nacionalistas vascos tienen ya acuerdos para romper España.

Entre tanto, el portavoz del Gobierno vasco en funciones sigue denunciando la deriva recentralizadora, sin precedentes, del Ejecutivo español, so pretexto de contener la deuda, sigue el Gobierno español impugnando cuanta medida de autogobierno aprueban los Ejecutivos de Gasteiz e Iruña, pero eso sí, ahora con mejores modos y más sonrisas: para eso han puesto ahí su nuevo portavoz, tan ligado por vía matrimonial a la sociedad vasca.