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Sabatina

La columna de José Félix Azurmendi (21/01/2017)

Reflexiones sobre la actualidad social y política de la semana: la toma de posesión de Donald Trump, el acuerdo de Consfebask y los sindicatos y la manifestación pro presos de Bilbao

Tx. Los ojos y oídos del mundo estaban ayer en Washington

JFA. Es imposible en un día como el de hoy no empezar una crónica, así se llame de Euskal Herria, sin referirse al acontecimiento que ha tenido lugar hace unas horas en Washington. Donald Trump ya es presidente de los Estados Unidos y, ante su primer inquietante discurso, lo único que cabe para no echarse a temblar es la recomendación que han hecho los grandes analistas de no tomarse al pie de la letra sus palabras.

De su primer mensaje, populista, proteccionista e imperial, preocupante por muchos motivos, lo que más me ha sorprendido es que haya dicho que durante muchas décadas la Administración norteamericana se ha dado a enriquecer la industria extranjera a costa de la estadounidense; que ha subvencionado los ejércitos de otros países, mientras no se financiaba el propio; que ha defendido fronteras ajenas, mientras rehusaba defender las propias. Todo el mundo, y no es una hipérbole, se ha acostado inquieto y desconcertado, y muy especialmente los mexicanos. Ha anunciado Trump que una nueva visión gobernará nuestra tierra, y está hablando de la tierra de todos nosotros.

Tx. Aterricemos en asuntos más próximos…

JFA. Recojo de la web de la Confederación Empresarial Vasca el titular de una noticia poco habitual: “el acuerdo de Confebask y sindicatos otorga prioridad aplicativa a convenios y acuerdos vascos frente a estatales”. Se trata del primer consenso en muchos años entre la patronal de la Comunidad Autónoma Vasca y los sindicatos ELA, Comisiones Obreras, UGT y LAB. Nadie ha querido exagerar su alcance, pero todos han estado de acuerdo en que se trata de un primer paso que desbloquea una situación enquistada.

En la prensa más vendida de esta comunidad, leo hoy que ELA y LAB avanzan hacia una pretendida (sic) unidad de acción. No comparto sus reservas, seguramente interesadas. ELA y LAB coinciden en el propósito de dar más protagonismo al sindicalismo abertzale y eso solo se entiende desde un amplio acuerdo entre ellos. Para que sea esto posible, LAB deberá hacer el camino que ELA ya hizo hace muchos años y desembarazarse de las hipotecas a las que la vinculación con formaciones políticas obliga. Nada recuerda hoy que ELA fuera un día subsidiaria del PNV, lo que en el caso de LAB no es evidente hoy en relación con la estrategia política de la izquierda abertzale.

Dentro de unos meses saldrá de prisión, tras cumplir una larga condena, Rafael Díez Usabiaga, seguramente el dirigente de LAB mejor situado para conducir esta travesía, especialmente oportuno cuando Sortu anuncia su refundación a fin de salir a la calle e impulsar nuevos cambios.  En esta dirección, Jose Elorrieta, secretario general de ELA que fue durante veinte años, acaba de publicar “Una mirada sindical contracorriente”, un muy documentado libro en el que defiende precisamente el protagonismo del sindicalismo abertzale en la reivindicación nacional y social. Si quieren hace política, pensará más de uno, que se presenten a las elecciones, pero ese es un debate hace tiempo superado en el seno de ELA.

Tx. Como se preveía, la manifestación pro presos de Bilbao fue multitudinaria

JFA. Cabía que no lo fuera, porque ese escenario y esa reivindicación a favor de los derechos de los presos políticos sonaba a repetitiva e inútil, pero no, fue tan masiva como las más concurridas de todos los tiempos. Oyendo a un familiar comprendí, independientemente de que de la movilización se dedujeran medidas concretas, el alivio que significaba para ellos que una parte importante del pueblo manifestara que sus hijos no eran los bandoleros que algunos pretendían. Una familia que se comunicaba en euskera y francés, presente en la manifestación, hizo la observación de que las grandes manos preparadas para la ocasión solo incluyeran el “Yo denuncio” en euskera y castellano. Seguramente echaban en falta el J’acusse de Emile Zola. Estos detalles los cuidaban mejor los más veteranos.