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Sabatina
La columna de José Félix Azurmendi (04/02/2017)
Reflexiones sobre los acontecimeintos de la semana: el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, Alsasua y desavenencias en Podemos.
Tx. El ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz sigue siendo noticia de portada
JFA. No es frecuente que los vaivenes de un ayuntamiento, así sea de una capital, se constituyan en tema de portada de informativos de todo el país, que es lo que viene sucediendo con el de Vitoria durante varios días. Pensando seguramente en el futuro, EH Bildu quiso recordarle al alcalde Gorka Urtaran su debilidad, y este le salió respondón, con un hórdago con el que sus oponentes no habían contado. Bien asesorado, el alcalde respondió al envite de la izquierda abertzale valiéndose de una ley muy pocas veces utilizada, dando por supuesto que una alternativa al actual gobierno era inimaginable, puesto que exigía que EH Bildu y el PP se pusieran de acuerdo. Urtaran apeló a la moción de confianza para aprobar unos presupuestos sin apoyo suficiente: tendrá sus presupuestos, pero menos confianza que nunca.
Que el asunto traspasara las fronteras de la ciudad en cuestión y se convirtiera en tema nacional anima a pensar que se ventilaba en el affaire algo más que el gobierno de un ayuntamiento. El lunes se aprobarán los presupuestos y los proyectos que están tras ellos, y seguiremos sin conocer cuáles fueron los que, consensuados anteriormente, quedaron incumplidos, que es el gran argumento esgrimido por una EH Bildu que se apresta a conceder al alcalde una segunda oportunidad como si fuera gracia, cuando es porque no tiene otro remedio.
Tx. Esta semana se ha hablado de Vitoria y se sigue hablando de Alsasua
JFA. La juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela ha concluido el sumario y atribuye delito de terrorismo “en concurso ideal de lesiones, atentado y odio” a los nueve jóvenes de Altsasu implicados en una trifulca con dos guardias civiles y sus compañeras. Hay muchas circunstancias escandalosas en el proceso seguido por este asunto, pero me fijaré en esa apelación al odio que hace la juez instructora. Hace unos días se pudo ver en ETB un programa especial al respecto, se pudieron oír las declaraciones de un ex edil del PP de la localidad que reflejaban en efecto el odio de algunos hacia estos jóvenes y sus familias, por haberles inculcado ese sentimiento contra la Guardia Civil y España.
A falta de hechos verificados al parecer, se ha servido la magistrada de las malas compañías de los procesados para sustentar sus conclusiones; ha recordado que Sortu, Ernai y Ospa les han mostrado apoyo, ha obviado que lo han hecho también reiteradamente todas las instancias del municipio, todos los concejales, incluidos los del PSN y el de UPN, y esta misma semana, personalidades de todo el ámbito social. Un día, tal vez no lejano, alguien encontrará aquí motivos sobrados para hacer una escandalosa película de denuncia, pero entre tanto, unos jóvenes y sus familias están siendo, en efecto, víctimas del odio y hostigamiento, por razones sobre las que los reiterados resultados electorales del municipio aportan buena información: la localidad navarra de Altsasu vota masiva y reiteradamente abertzale.
Tx. Se confirman las desavenencias en Podemos. ¿Y en Euskadi?
JFA. Del enemigo el consejo, se suele decir. Se suele decir también que hay elogios que pueden hundir una carrera política. A Podemos le sobran enemigos, ha conseguido que le critiquen las derechas, las izquierdas y los mediopensionistas, desde el principio, que es lo que a algunos nos provocaba hacia ellos una espontánea simpatía. A uno de sus líderes, Pablo Iglesias, le han dado más caña que al otro, Iñigo Errejón, lo que, lejos de beneficiar a este, provocaba en algunos de nosotros recelos, desconfianza, y la inevitable preferencia por su oponente. Durante un tiempo pensé que la pelea de gallos que parecían protagonizar ambos era un invento de sus enemigos, al que ellos asistían no sin cierto regocijo. Hoy es imposible ya sostener esta tesis, es evidente que las desavenencias son reales y profundas, aunque no resulta fácil saber cuáles son.
Al parecer, nuestros podemitas son errejonistas, y me gustaría pensar que lo son porque es Iñigo, que habla catalán fluidamente y se hizo llamar Eneko un día por su simpatía con los vascos, más partidario del reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado. Ayer le leí a Alfonso Sastre una opinión muy dura acerca de Podemos: “Muerto de éxito. ¡Triste destino!”. Ojalá no acierte, porque a los vascos nos vendría bien una fuerza estatal con la que poder dialogar y acordar de verdad.