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Opinión
La columna de José Félix Azurmendi (04/11/2017)
Reflexiones sobre los últimos acontecimientos de Catalunya y su repercusión en Euskadi
Tx. Suceden cosas cada día que hacen inevitable hablar de Catalunya, y de España
JFA. Cuando escribo esta crónica, lo más relevante en relación con el contencioso Catalunya-España es que el vicepresident y seis conseillers –el que iba por libre ya está en la calle tras depositar una modesta fianza- están en prisión, y el president y cuatro conseillers más se han trasladado a Bruselas, de donde la jueza que lleva el caso tratará de traerlos a España para encarcelarlos.
Un repaso de los titulares y destacados de la prensa española de ayer es suficiente para un razonable análisis de situación y la extracción de algunas conclusiones. Dice el editorial de El País que “Aunque genere dificultades políticas, la justicia no puede dejar de actuar”, de donde es fácil deducir que se es consciente de que las medidas de la jueza van a generarle dificultades a un Rajoy que parecía querer un 155 menos salvaje. Cuando el mismo diario subraya que “Los únicos responsables de la contundencia de la justicia son los políticos que han vulnerado la ley”, está reconociendo que las medidas han sido contundentes, que no parece el adjetivo más adecuado para una justicia que se precie. El periódico en cuestión considera un buen argumento para justificar tal contundencia que “La democracia no puede caer en las trampas de las amenazas matonistas del independentismo”, cuando todo el que lo ha querido ver es testigo de que no estaban precisamente entre los independentistas los matones.
Un titular de El Economista resume bien otro argumento generalizado por la prensa española: “La fuga de Puigdemont envía a prisión a Junqueras y siete conseillers”. Es decir, la culpa es del president, viene a decir, al que reiteradamente han presentado como un cobarde. Nadie puede suponer en quienes así razonan que se estén doliendo por la mala actuación del jefe que ha llevado a su gente a la cárcel, ni que se crean que, de haber comparecido todos, no hubiesen parado todos en prisión. La manera de reaccionar de unos medios alineados sin fisuras con la patria y la matria demostraría por el contrario el acierto del equipo que optó por quedarse en Bruselas, con toda probabilidad tras acordarlo entre todos, lo que ha evitado el descabezamiento total de un movimiento con liderazgos de complicada sustitución.
Tx. ¿Por qué dices que Rajoy hubiese querido un 155 menos salvaje?
JFA. Cuando el presidente anunció elecciones para el 21 de diciembre y no incluyó entre sus medidas la intervención de los medios públicos de comunicación fueron muchos los que aplaudieron lo que entendieron como un acierto que podía conducir a una normalidad suficiente en breve, puesto que los independentistas dieron muestras en seguida de estar dispuestos a tomar parte en ellas y a hacerlo además por separado, con lo que se rompía el bloque soberanista en el que se ha sustentado la República. Parecía probable incluso que la CUP no concurriera y que PdCat lo hiciera dividido o encabezado por el moderado Santi Vila, algo que ahora, tras las medidas adoptadas en la Audiencia Nacional y a la espera de las adopte dentro de unos días el Tribunal Supremo es harto difícil. En este momento, une a todos los soberanistas y a buena parte de los comuns el clamor por la amnistía y la democracia, y la alcaldesa Ada Colau ha hecho un llamamiento frentista en esa dirección que parece recoger el sentir de la mayoría de sus ciudadanos. El Partido de los Socialistas catalanes, que algo debió tener que ver en la moderación relativa de Rajoy, ha quedado en una situación muy incómoda, lo va a pagar caro, está sufriendo bajas de dirigentes y afiliados muy cualificados.
Por otra pero no menor parte, la prensa internacional más prestigiosa, y tras ellas los gobiernos, tiene los ojos puestos en la política represiva de Madrid como nunca antes. La gestión de la orden de detención del president Puigdemont va a generar abundante información y a dar pie a que se hable del pecado original de la democracia española, la manera como el Estado español transitó hacia la democracia; a que se hable de la monarquía y su utilización, de las legislaciones de excepción, la politización de la justicia, la corrupción, muy especialmente la que afecta al partido de Gobierno. Seguramente Rajoy y sus asesores hubieran preferido evitarlo.
Tx. Y todo esto, ¿qué repercusión está teniendo en Euskadi?
JFA. Tantas emociones y sobresaltos, prolongados en el tiempo, es probable que provoquen desconcierto y hartazgo en más de uno. Entre los representantes políticos del nacionalismo vasco se observa generalizada solidaridad con Catalunya, pero también diferencias y contradicciones en la forma de manifestarla. A la dirección del PNV no le satisface la vía republicana adoptada, pero le satisface menos la respuesta del Gobierno central, con el que tiene cuentas pendientes y compromisos a la espera de cumplimiento. La izquierda abertzale está más cómoda en su solidaridad con los patriotas catalanes, pero no han de faltar entre ellos quienes se pregunten, visto lo visto, si es cierto eso de que nuestro futuro como pueblo está en nuestras manos –Gure esku dago- y de que el de Catalunya es el modelo a seguir por nosotros. Podemos, incómodo, dubitativo, aquí y en España, trata de presentar una alternativa a todo y todos, muy complicada en estas circunstancias.
Pero todo esto es más o menos así hoy, porque no sabemos cómo será mañana, cómo dentro de unas semanas, porque no hay día sin sorpresa, no hay despertar sin conmoción.