alguien te está escuchando
'Alguien te está escuchando'
La columna de José Félix Azurmendi (03/03/2018)
Radio Vitoria
Reflexiones sobre la Entzaintza, la crisis de Catalunya y los sucesos del 3 de Marzo de 1976
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Foto: EFE
Tx. Nunca antes se había hablado tanto de la Ertzaintza como en esta semana
JFA. La semana pasada estábamos impactados por el fallecimiento de un ertzaina en el teatro de operaciones diseñado para evitar disturbios con ocasión de un evento deportivo internacional. Opiné el sábado pasado que lo sucedido debería ser seguido de una reflexión y un análisis sereno que en caliente no era aconsejable. Como sugería, el debate se está dando en el Parlamento Vasco, pero de manera poco edificante. Que representantes sindicales de los ertzainas se manifiesten a favor de sus intereses es natural además de habitual, pero que lo hagan de la manera que lo hicieron esta semana no tiene precedente.
Lo que ya se conoce como escrache de doscientos policías autónomos al Gobierno vasco en pleno, a las puertas del Parlamento, traspasando límites que conocen bien, puesto que son ellos los llamados a hacerlos respetar, está desviando la atención y retrasando el debate que hubiera de haber seguido a lo que pasó ese jueves en las puertas de la llamada catedral del fútbol. Amenazar con una baja colectiva para entorpecer la operación que habrá de arbitrarse con ocasión de la inminente visita de radicales del Marsella deja en muy mal lugar al portavoz del sindicato más representativo de la Ertzaintza y deja en mal lugar a los que no se han desmarcado de sus amenazas y de los insultos proferidos contra la abogada de la familia Cabacas cuando accedía al Parlamento. Pedir la dimisión de la Consejera de Interior por incompetente entra dentro de la lógica de las reivindicaciones esgrimidas, pero ¿qué lógica está detrás de los insultos a Jone Goirizelaia?
Lo sucedido luego en el hemiciclo tampoco es muy edificante. En la misma semana en la que se han reunido en Madrid PSOE, Unidos Podemos y PNV para negociar la derogación o reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana, la ‘Ley Mordaza’ aprobada en solitario por el PP haciendo uso de su mayoría absoluta, la consejera del Gobierno Vasco amenaza a los ertzainas del escrache con aplicarla en su contra, y la representante del PP se lo reprocha vehentemente. No ha sido el único despropósito, a la espera de que se abra un debate de verdad sobre las reclamaciones de los ertzainas y sobre lo que la sociedad espera de ellos, ahora que nada impide su comportamiento normalizado.
Tx. La crisis de Catalunya suma un nuevo capítulo, que no será el último
JFA. Una crisis la de Catalunya, que es la crisis del Estado y que nos afecta a todos. Con la Justicia como brazo ejecutor, el Gobierno español se ha propuesto desactivar el independentismo, fomentar sus contradicciones y conseguir lo que llaman normalizar la situación, al amparo prorrogable cuanto sea preciso del 155. Y son portavoces del Gobierno central y del partido los que van anunciando sin recato los que serán luego sucesivos pasos de los Tribunales contra el procés y sus representantes más significativos. Ante semejante evidencia a nadie debe extrañar que el independentismo haya renovado su apuesta por la internalización del conflicto como única esperanza. La pretendida normalización necesita y cuenta por otra parte con la colaboración de la práctica totalidad de los medios de comunicación, que es otra de las evidencias más perversas que esta crisis ha mostrado. Esta semana se ha cumplido un capítulo más cuando el president Puigdemont se ha hecho a un lado para facilitar la designación de quien deba encabezar la Generalitat, pero el propuesto está preso y el candidato alternativo también, y la portavoz del Gobierno central ya ha anunciado, sin esperar a lo que el juez dicte, que no tolerarán esa investidura. Por esa senda discurrirá el siguiente capítulo.
Tx. Seguramente no te habrá pasado inadvertido que es hoy 3 de marzo
JFA. No puedo terminar este comentario, en efecto, sin reparar en que es hoy 3 de marzo y en que estamos en Radio Vitoria y en la capital que el Ejecutivo del PP ha designado para albergar el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, al mismo tiempo que ha arbitrado todas las medidas para impedir la investigación, denuncia y reparación de la más grave agresión jamás conocida en nuestro entorno contra la clase trabajadora.
Verdad es que la memoria del 3 de marzo está siendo ejemplarmente sostenida por familiares, compañeros y amigos de las víctimas del 3 de marzo, pero menos recordadas son las reivindicaciones que estaban detrás de aquella movilización autónoma, asamblearia y ejemplar, y la saña con la que fue reprimida, precisamente por serlo. A los tiempos que corren de liberalismo salvaje no les vendría mal recordarlo.