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Crónica de Euskal Herria
José Félix Azurmendi nos relata su crónica de Euskal Herria
José Félix Azurmendi analiza la actualidad en su crónica de Euskal Herria
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10:46 min
Radio Vitoria – José Félix Azurmendi
Tx.: Quedamos en que hoy hablaríamos del último lunes de octubre en Gernika
JFA. Todos los lunes del año son en Gernika días de plaza y feria. Todos los de octubre son especiales, y el más especial, el último. Se trata de una tradición que tiene más que ver con lo que esta villa fue, que con lo que es, porque hoy se expone y venden los productos de manera muy distinta. También el bombardeo fue, no por casualidad, un lunes. Durante muchos años, sobre todo en tiempo normal, que es como lo recordaban los supervivientes del bombardeo con memoria, fue Gernika la capital de la Bizkaia euskeldun que se asoma al mar. A ella acudían los lunes a vender sus productos los y las baserritarras de la zona, y a comprar el aceite, la sal y el vino que faltaban en sus camarotes y bodegas; acudían también a comprar ropa y calzado, a visitar al médico y comprar los remedios que recetaba, a consultar también con el abogado los contenciosos por herencias y límites de tierras. A la gran oferta de comercios y profesionales solo se le podía encontrar sentido si se tomaba en cuenta su condición de cabecera de una zona mucho más amplia.
Los lunes de octubre seguían siendo de trabajo para algunas y algunos, pero sobre todo de fiesta para los que quedaban con amigos de pueblos vecinos a comer, beber y jugar en el frontón. A jugar dinero, hay que entender. Entre ellos nunca faltaba el americano jubilado, soltero casi siempre, casi siempre a la espera de una sobrina que le calentara los pies y que hiciera buen uso de los dólares amasados cuidando ovejas. En la Gernika de mi niñez todo el mundo sabía a qué se dedicaba Txomin dólar, que como tal le conocía todo el mundo; sabían todos que negociaba con los americanos –con los pastores llegados de Boise, Nevada y California, hay que entender-, de quiénes recibía las divisas y a quién y para qué se las vendía luego a otros, casi siempre industriales necesitados de ellas para compras en el exterior. Era ilegal pero consentido, salvo en la ocasión en que negoció con los dólares de un hermano y un sobrino de José Antonio Aguirre y pararon todos en prisión, por poco tiempo, eso sí.
Esa Gernika no era la de tiempo normal y tampoco la de hoy. Aquellos lunes, los de octubre y los otros, no son los de hoy, y la manera de celebrarlos tampoco. Hoy, sobre todo el último, Gernika se convierte en una villa tomada por gentes que el tren y los autobuses vomitan hasta completar esos cien mil visitantes que los medios de comunicación presentan como la demostración del éxito de la convocatoria. El próximo lunes, dependiendo de que llueva o no, se contará que un año más Gernika se colapsó, que hubo cientos de estands con productos del país artísticamente expuestos; que un establecimiento hostelero pagó por medio queso una locura; que hubo bertsos, partidos de pelota, conciertos, y muy buen ambiente. Los vendedores suelen decir que hay más mirón que comprador. Los hosteleros no dan abasto, pero para eso están los talos y el chorizo, acompañados de un txakolí que ha venido a sentirse cómodo en una tierra que le era hasta hace poco ajena.
Si esta colaboración contara con más tiempo, me extendería en sus paralelismos y afinidades con esa Eibar asombro del mundo que acaba de decidir que su expansión deportiva está muy bien en la Mallabia contigua, pero que ha necesitado de un referéndum de aprobación para sortear la oposición de los que lo desechaban porque se encuentra muy cerca sí, pero en otra provincia. Todo cambia, inevitablemente, y generalmente para bien, habrá que decir.
Tx. Y de la semana política, ¿en qué te has fijado?
JFA. Hizo el Parlamento Vasco ayer la encomienda formal a cinco expertos del estudio de bases para el nuevo estatuto propuesto por PNV y EH Bildu. Todo el mundo sabe imposible un acuerdo entre los grupos que representan estos expertos, pero bien estaría que lo dijeran por qué. De víspera se había conocido un manifiesto en favor de una España federal asimétrica, avalado por un importante lote de firmas que comparten la reforma federal del Estado, la convivencia entre identidades y sentimientos de pertenencia diversos, un autogobierno amplio y un camino sin rupturas. No les falta razón cuando dicen que esta propuesta sería bien vista por amplios sectores de la sociedad, pero no dicen que no sería ese el caso de la sociedad española, no desde luego el de sus representantes políticos.
Este manifiesto de los cien recuerda los tiempos en que personas reconocibles de diferentes campos se prestaban a menudo a confesar sus preferencias políticas en tiempo electoral. Hay entre los firmantes viejas glorias, políticos y sindicalistas recuperados, periodistas tenidos por independientes, catedráticos eméritos y un par de buenos escritores, reunidos en derredor de las ideas del experto que los socialistas han elegido para hacer una síntesis de estatuto en cuyo denominador común compartido nadie cree. Empeño y propuesta serían muy exitosos sin duda, si consiguieran que el PSOE hiciera suya la propuesta, ahora que dirige Gobierno, y que también Podemos aprobaría con toda seguridad, pero de eso nada se dice. Los que sí dicen son los sondeos, un CIS que estrena metodología al servicio del nuevo tiempo y sus rectores, y el que, encargado por el Ejecutivo de Gasteiz, confirma la tendencia ascendente solo de los dos partidos abertzales, algo que los expertos tomarán en cuenta, se supone.
Tx. Algún apunte para terminar
JFA. Una constatación. Al menos, aquí no tenemos todavía líderes pijos, siempre sonrientes, guapísimos, banales, descarados, dispuestos a decir cualquier cosa que sirva para un titular: difíciles de diferenciar entre sí, de intercambio fácil. De momento al menos, los nuestros son de más fuste y resulta más llevadero. Veremos lo que nos depara el futuro, que está por cierto a la vuelta de la esquina electoral.