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Crónica de Euskal Herria

Crónica de Euskal Herria 1-2

José Félix Azurmendi analiza la actualidad en su crónica de Euskal Herria

  • José Félix Azurmendi

    José Félix Azurmendi

    9:56 min
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Sabatina del 1 de febrero de 2020

Radio Vitoria – José Félix Azurmendi

 

Tx. Muchos importantes asuntos esta semana: ¿qué tal si empezamos por lo más cercano?

JFA. Podemos empezar por el que fue convocado, exageradamente a mi juicio, como huelga general. Tan evidente me parece que la del 30 de enero fue una movilización inusualmente importante, como que no fue una huelga general. Tan evidente me parece que, atendiendo a los objetivos expresados,  la convocatoria no fue exitosa, como que no fue un fracaso. Si se la hubiera llamado de otra manera, los convocantes hubieran tenido motivos más claros para sentirse satisfechos, porque fueron muchas y muchos los que se vieron desfilar disciplinadamente por los calles de las dos comunidades vascas de la Euskal Herria sur, porque representaban ellas y ellos a colectivos diversos, aunque fueran los dos grandes sindicatos los que más aportaran; porque donde algunos podían ver confusión otros podían ver fusión; porque hubo confluencia de luchas varias y resumen de todas ellas, porque en las manifestaciones se visibilizó la presión unificada de pensionistas, feministas, estudiantes, trabajadores y parados a los que nadie había obligado a saltar a la calle, algo que no se podía ocultar ni minimizar.

Nadie les forzó a ellos a desfilar, pero sí se forzó en otros ámbitos a parar y a cerrar, como sucede siempre en estos casos, mediante piquetes que llaman informativos pero que, en efecto, son coactivos, aquí, y en Roma. Y están provocando cortes puntuales, decían estúpidamente los medios de comunicación, como si estas cosas se hicieran con otra puntualidad que la que aconseja el inicio de la jornada. Ha llegado a tal grado de desnaturalización el término puntual, que la RAE no va a tener más remedio que reconsiderar su definición, sus acepciones. Los medios, una vez más, los audiovisuales y los impresos, no decepcionaron, ni durante la jornada ni a la hora de valorarla. Cada uno de ellos dijo exactamente lo que se esperaba que dijera, en sintonía con sus juicios, prejuicios e intereses, lo que no resultaba complicado, porque esta atípica y extemporánea huelga general proporcionaba argumentos para todos los gustos. Tampoco los políticos defraudaron, pero eso les va en el oficio, aunque algunos se mojaran en esta ocasión más que otros, con la mirada puesta tal vez en el horizonte no lejano de la consulta electoral.

Me quedo, para finalizar este punto de mi comentario, con el símbolo de la persiana a media altura, esa persiana a medio cerrar o a medio abrir, según convenga, una imagen que nunca falta en este tipo de movilizaciones y permite hablar de botella medio llena o medio vacía, según toque.

Tx. Tras lo más cercano, la crisis catalana, deparando sorpresas a diario

JFA. La que se llama crisis catalana, que es en realidad crisis irresuelta de un Estado plurinacional, sigue dando noticias cada día y más de una al día a veces. Si se toma distancia, si hacemos el ejercicio de mirar al fondo, es fácil estar de acuerdo con el president del Parlament, el dirigente de ERC Roger Torrent, cuando dice que “no hay una mayoría independentista preparada para una estrategia de desobediencia”. Lo ha dicho para justificar el haber validado la inhabilitación del president Quim Torra, decretada por la Junta Electoral Central y avalada por el Tribunal Supremo, pero encierra la idea de fondo con la que deben enfrentarse todos los movimientos nacionalistas que aspiran a constituir o un Estado propio o una bilateralidad en pie de igualdad que pueda traducirse en un Estado confederado. Ha dicho Torrent también algo bastante evidente, como es que la desobediencia no es buena o mala por sí misma, sino que debe responder a una estrategia y a su utilidad. 

Este es el tipo de lecciones y enseñanzas que los catalanes nos están regalando a los vascos y que nos deberían ayudar a resolver nuestras contradicciones y las ajenas sin el coste que está teniendo para la sociedad catalana, y de las que bebe también Aitor Esteban cuando a preguntas de un periodista sobre si están pensando en un referéndum de autodeterminación en Cataluña y Euskadi responde que la solución final, no sabe cuándo, acabará siendo algo así, pero que hoy por hoy la sociedad española, mayoritariamente, no está preparada para asumir eso.

Tx. El divorcio se ha consumado, el Reino Unido no está ya en la Unión Europea

JFA. Nunca fue un matrimonio por amor, apenas de conveniencia, que suelen ser a menudo los más sólidos. Tampoco fue un reino tan unido, como ahora quedará más patente, ni la Europa estaba tan fusionada, como ahora que se abrió la veda puede quedar expuesto. El reino de España ocupará cinco de los espacios que dejan los británicos, aunque algunos se empeñen en reconocer solo a cuatro, porque uno de ellos, la independentista catalana Clara Ponsatí, está refugiada en Escocia, y pese al dictamen de las autoridades europeas. La salida de Gran Bretaña hará aflorar cuestiones y reclamaciones pendientes, y la manera de resolverlos: no el menor, en razonamiento de Ramón Jáuregui y adelantándose a lo que inevitablemente llega y él teme, la inconveniencia de los referéndum, porque no resuelven situaciones complejas, decía ayer noche, porque dividen a la sociedad, porque solo deberían servir en todo caso para ratificar acuerdos previos entre los representantes políticos. Parece mentira que la cuna de todas las democracias no hubiera reparado en ello, sugería Ramón.

Pero por encima y por debajo de la huelga general, Catalunya y el Brexit, el gran tema es la plaga del coronavirus que ya está presente en todo el mundo en forma de un lento pero progresivo goteo y que, a todas luces, no ha hecho sino empezar. No hay más remedio que tenerlo presente, sin caer en manipulaciones y alarmas falsas que ya proliferan en las que se han dado en llamar las redes: no es la primera plaga universal, pero sí es la primera a la que acompañan medios de difusión y confusión al alcance incontrolable de todo el mundo.