Cerrar

alguien te está escuchando

Crónica de Euskal Herria

Crónica de Euskal Herria 8-2

José Félix Azurmendi analiza la actualidad en su crónica de Euskal Herria

  • José Félix Azurmendi

    José Félix Azurmendi

    8:26 min
imagen player
imagen player
imagen player

Sabatina del 8 de febrero de 2020

Radio Vitoria – José Félix Azurmendi

 

Tx. ¿Desde tu visión, dónde se debería poner el foco en lo sucedido aquí esta semana?

JFA. Se supone que esta colaboración trata de aspectos que tienen que ver con la política y han tenido lugar a lo largo de la semana. Que se hayan producido varios muertos en accidentes laborales en esta semana y en las anteriores, hasta establecer un doloroso récord en lo que va del año, ¿se pueden considerar como hechos de repercusión social al margen de la política? No se me ocurre nada más urgente para ser examinado desde la política y los políticos que este goteo incesante de muertes, en los que se repiten circunstancias que merecen la aprobación y puesta en práctica de urgentes medidas políticas.

Cada vez que una persona fallece mientras trabaja y como consecuencia de ello, se repiten rutinarias protestas y reclamos, se anuncian medidas que si nos remitimos a las pruebas no se aplican o no son las que el problema exige, y a esperar hasta la siguiente, que no tardará en llegar. ¿Por qué la sociedad no lo percibe como prioritario, por qué no hay un debate social sobre la cuestión, por qué da la impresión de que las instituciones tienden a pasar página cuanto antes y a delegar las soluciones en los especialistas? No hace falta serlo para constatar que estos accidentes comparten casi siempre circunstancias que permiten afirmar que no son tan accidentales. Por supuesto, la de las subcontratas es la más evidente, y hoy proliferan como nunca antes. Pero hay otras.

Tx. Se ha hablado mucho estos días de un probable adelanto electoral

JFA. Junto a este asunto que me parece de política con mayúsculas, portavoces del Gobierno Vasco y periodistas, siempre encantados con este tipo de conjeturas, especulaciones y demostraciones de sagacidad, han hecho de un probable adelanto electoral en la Comunidad Autónoma Vasca una cuestión de Estado. Con la no noticia, porque de momento no la hay, vienen llenando espacios de medios y tertulias, prueba seguramente de que a su juicio nada más transcendente ocurre. ¿Cuántas veces se ha oído esta semana lo de que la convocatoria de elecciones es prerrogativa del lehendakari y lo de que no se quiere hacerlas coincidir con las elecciones catalanas, porque eso contaminaría las de aquí? Alguien debería explicar en qué consistiría esa contaminación, cuando también se podría pensar que por el contrario se está ante una oportunidad para reflexionar conjuntamente sobre las medidas que este Estado plurinacional requiere. Quienes hablan de contaminación será porque parecen desear una contienda electoral sin ideas, plana, anodina, sin sobresaltos, y la situación de Catalunya invita al debate y las propuestas de fondo.  También a mí me parece que una convocatoria para abril no debería ser considerada como un importante adelanto electoral, pero si se aspira de verdad a no dejarse contaminar, lo lógico sería aprovechar la legislatura hasta el final y terminar trabajos iniciados, lo que alimentaría de paso el fundamento y la independencia de criterio de los que siempre ha hecho gala el lehendakari, y desmentiría también a los que sostienen que, a fuer de prudente, duda en exceso en ocasiones.

Por cierto, ¿sabe alguien de qué habla el president Torra cuando anuncia un adelanto electoral? ¿Se atreve alguien a asegurar en qué fecha está pensando, o está pensando más bien en sacar todo el jugo que pueda a esta etapa de buenas intenciones obligadas del presidente Sánchez? Los que vinculan la fecha para la convocatoria de elecciones en la Comunidad Autónoma Vasca a lo que decida Torra, tienen buenos motivos para tomarse un tiempo, a ver si se aclara, a ver si lo aclara. Tienen motivos para dudar.

Tx. En cualquier caso, pronto o más tarde, Catalunya va a estar presente en la campaña

JFA. Y no son pocos los analistas políticos catalanes que, acostumbrados a que fueran las circunstancias vascas las que influían en las de ellos,  se muestran sorprendidos por la manera como los partidos nacionalistas vascos están reaccionando ante la crisis catalana. Se extrañan de las invitaciones al diálogo y los amores de Otegi con Junqueras, se extrañan del distanciamiento del PNV de sus antiguos socios. Lo que se ve como una opción por el pragmatismo de la izquierda abertzale está provocando ya situaciones inéditas, como las que se han escenificado en derredor de ese manifiesto de cinco partidos independentistas ante a apertura en Madrid de la XIV Legislatura, a cuya firma no fue invitado el PNV. Lo que se podía haber entendido como un alivio para este, lo desmintieron luego las incómodas explicaciones de los portavoces jeltzales en las cámaras españolas. El senador Jokin Bildarratz trató de restarle importancia, pero no se libró de reconocer en Euskadi Irratia que no se ajustaba a los usos y costumbres parlamentarios que ni siquiera se les hubiera comentado en pasillos qué se traían entre manos los firmantes del manifiesto. No tenemos Rey, dijeron los representantes de JxCat, ERC, la CUP, BNG y EH Bildu, la monarquía no nos representa, las sociedades catalana, gallega y vasca rechazan mayoritariamente la figura de una institución anacrónica, heredera del franquismo, que niega los derechos civiles, políticos y nacionales a nuestras ciudadanías y nuestros pueblos. ¿Le hicieron un favor al PNV no invitándole a suscribirlo?

Y para finalizar, de nuevo Altsasu en el punto de mira de los mismos medios de desinformación españoles. En esta ocasión, ha sido la propia Benemérita de Navarra la que ha desmentido lo que se vendió como nueva agresión de los bárbaros locales a la Guardia Civil, al decir que ni hubo alarma ni se puede hablar de un intento de linchamiento, que lo sucedido no fue nada distinto de lo que pasa en tantos lugares a la seis de la mañana después de una noche de juerga. Ya tiene Bernardo Atxaga nuevos mimbres para esa esperada obra sobre Altsasu que le ocupa en estos días.