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Crónica de Euskal Herria
Crónica de Euskal Herria 22-2
José Félix Azurmendi analiza la actualidad de la semana en su Crónica de Euskal Herria.
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José Félix Azurmendi
9:15 min
Sabatina del 22 de febrero de 2020
Radio Vitoria – José Félix Azurmendi
Tx. La crisis de Zaldibar sigue siendo el asunto más preocupante
JFA. Debemos seguir hablando del vertedero de Zaldibar por decencia, porque todavía siguen engullidos por la basura Joaquín y Alberto, y porque no hacerlo o no darle la gravedad que tiene podría interpretarse como interés en pasar página y pasarla como leída. Me ha gustado escuchar a un conocido ciudadano de Eibar estrechamente relacionado con la música y la danza que los festejos de carnaval de su pueblo debían suspenderse no porque la mala calidad del aire lo aconsejara, sino porque el clima social, el mal ambiente, la tragedia, así lo exigía: el pueblo no estaba para fiestas. También me ha parecido un acierto que las ikastolas de Durango invitaran a compartir juegos y carnavales con los suyos a los niños privados de poder hacerlo al aire libre en la zona en emergencia.
Porque la comarca sigue en emergencia, y no se sabe por cuánto tiempo, y sería temerario trasladar la idea de que está todo bajo control, cuando no se sabe en qué momento van a hacerse visibles nuevos brotes, nuevas alarmas, nuevos temores. Llegados a este punto me parece obligado preguntarse si se ha sobredimensionado el problema, si han tenido unos interés en ello, tanto como otros en restarle gravedad. En la comparecencia del lehendakari el martes hubo un reconocimiento por su parte de que el Gobierno cometió errores en la gestión de la tragedia, y hubo también reproches a la oposición por agitar miedos a fin de debilitar al adversario político: la proximidad de la consulta electoral hacía imposible la solicitada unidad de acción frente al problema, como sí sucedió en las inundaciones de 1983, recordó el portavoz del PNV. No era difícil para la oposición responderle que el derrumbe del vertedero no se explicaba en una climatología adversa, sino en el mal hacer de los gestores del vertedero y de quienes hicieron dejación de su deber de vigilancia y control.
No repetiré lo que se ha publicado ya profusamente sobre la comparecencia del lehendakari y cuatro de sus consejeros, sobre la defensa de los portavoces de los partidos que sostienen el Gobierno, sobre los ataques de la oposición. Me limitaré a señalar que el lenguaje utilizado por el lehendakari fue muy cuidado –a veces preciosista-, el del consejero Arriola bronco, y el de Alfonso Alonso, brillantemente agresivo, especialmente cuando le recordó a este que sus palabras habían sonado a despedida, cuando le predijo que no estaría en el próximo gobierno. En efecto, son muchos los que echan en falta alguna dimisión y son mayoría los que apuntan al consejero del ramo.
Tx. Y además de la crisis de Zaldibar, ¿qué destacarías en la semana?
JFA. Es el programa orientativo de un posible cronograma, o algo así, para las transferencias pendientes del Estatuto de Gernika, el otro gran asunto de la semana. No es textual, pero se parece bastante al título del documento entregado a la prensa para anunciar el acuerdo entre administraciones, y a nadie se le escapa lo cuidado de los términos empleados, que en las comunicaciones públicas se resume como un calendario orientativo. A nadie se le escapa tampoco la efusividad con la que el portavoz del Gobierno vasco, siempre contenido, prodigó saludos, besos y abrazos con la ministra de Política Territorial y Función Pública, la sonriente isleña Carolina Darias San Sebastián. Como tampoco se le escapa a nadie el interés por trasladar el acuerdo en este tiempo preelectoral como una gran noticia, un gran logro, una gran conquista del Partido Nacionalista Vasco. Al asunto se le puede entrar por más de un costado y así lo harán inevitablemente partidarios y adversarios, una vez convertido en gran tema de debate en campaña. Tendrá el efecto, entre otros, de arrinconar el que podía haber suscitado el nuevo proyecto de estatuto, una vez concluidos los trabajos de los comisionados a tal efecto por los grupos del Parlamento Vasco.
A propósito del Estatuto de Gernika, que en efecto no fue apoyado por Herri Batasuna, que era entonces la parte de la izquierda abertzale que defendía la ruptura y, en todo caso, un Estatuto Nacional para todos los territorios vascos continentales, Aitor Esteban ha provocado un debate de fondo, al decir que había sido la violencia de ETA la que había obstaculizado la materialización completa del de Gernika. Seguramente estaba pensando en los recortes de la LOAPA, que en efecto coincidieron con el tiempo de mayor actividad de la organización. Sin embargo son no pocos los dirigentes nacionalistas catalanes que han venido sosteniendo que a los vascos se les reconoció el concierto y el Estatuto de Gernika como una herramienta más para acabar con ETA. Seguramente el tema no dará para mucho, en la medida en que a nadie le interesa ahora una reflexión de este calado.
Tx. Ahora que estamos ya con la mirada puesta en el 5 de abril
JFA. Ahora ya nada se hace y dice sin tomar en cuenta la proximidad de la consulta electoral. Una consulta en la que cada vez está más claro el protagonismo antagónico del PNV y EH Bildu, puesto que los socialistas parecen confiarlo todo al buen hacer de sus correligionarios en Madrid, y puesto que los populares y las diversas tendencias de Podemos están dejando al descubierto letales divisiones y desencuentros internos. Entre tanto, si el Gobierno central sobrevive a las tarascadas de propios y ajenos, si se materializan las propuestas sociales que vienen anunciando algunas de sus ministras, habrá que reconocerles el mérito y felicitarse por haberles apoyado. Estoy pensando especialmente en la ministra Yolanda Díaz, dispuesta al parecer a coger el toro por los cuernos y a desfacer tropelías del tiempo del PP en relación con los falsos autónomos, las cooperativas tramposas y otras medidas contra los trabajadores. Pero alguien recordaba ayer mismo que para llevar adelante las reformas que anuncia el Gobierno de coalición se requieren 176 votos y que no es evidente que el PNV, partido de orden al fin y al cabo, se vaya a sentir siempre cómodo con ellas.
Será interesante comprobar si tienen razón los que dicen que es un partido de derechas, incluso muy de derechas, o los que recuerdan que, desde una democracia cristiana siempre confesada aunque poco invocada hoy, su alma fue siempre social y progresista, y esto también irrumpiría en la campaña vasca.