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JOSÉ FÉLIZ AZURMENDI
Crónica de Euskal Herria, 19 de septiembre
José Féliz Azurmendi analiza cada semana en Crónica de Euskal Herria la actualidad. En su sabatina, resume los acontecimientos que han marcado la semana.
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José Féliz Azurmendi
12:02 min
No puedo pasar por ella sin dejar constancia de que la pandemia sigue presente entre nosotros con una virulencia no prevista y que nos asomamos a un otoño muy preocupante en el que se ha colado la desafortunada información de que la cepa del Covid peninsular entró por Vitoria-Gasteiz. Con este panorama ha tenido que lidiar el inicio del curso para la mayoría de nuestros estudiantes, no sin dudas, no sin temores familiares, no sin protestas por parte de los que trabajan en los centro de Enseñanza. En la Comunidad Autónoma Vasca, la protesta se concretó el martes en una huelga convocada por todas las centrales sindicales, que exigían una vuelta a clases segura y acordada que a su entender no se daba y la reunión de urgencia que sus representantes mantuvieron con el recién nombrado Consejero de Educación no garantizaba.
No les han faltado argumentos en esta ocasión a quienes desaconsejaban y condenaban la huelga y especialmente la fecha elegida, no les han faltado a los que opinaban que el tono, talante y experiencia de Jokin Bildarratz, el nuevo consejero, hubieran merecido una reconsideración de la convocatoria. Porque de reconsideración se hubiera tratado, puesto que el llamamiento y sus propósitos estaban ya en marcha cuando el cambio de consejero y su encuentro con representantes sindicales tuvo lugar. Han encontrado argumentos también algunos para ver en la templada versión de la jornada que el recién nombrado portavoz del Gobierno Urkullu, Bingen Zupiria, ofreció luego, una reconducción de las duras condenas que se habían escuchado antes al lehendakari, al consejero y a los máximos dirigentes de un PNV que veía motivación política en la huelga. Se muestra convencido este partido de que obedece a una primavera roja aplazada a otoño que la izquierda abertzales habría anunciado, con la complicidad de una ELA-Solidaridad de Trabajadores Vascos de la que Aitor Esteban aseguraba ayer que tiene fijación con el PNV.
Y si el martes fueron los trabajadores de la Enseñanza, ayer viernes fueron los profesionales de la atención primaria de Osakidetza que dicen estar extenuados y al borde del colapso, que exigen medidas inmediatas y han anunciado un calendario de movilizaciones y protestas si no se les provee urgentemente de más medios. La respuesta de la dirección de Osakidetza ha llegado con ofrecimientos de diálogo y el anuncio de cuatro mil plazas a fin de reforzar y estabilizar la plantilla que necesariamente deberán negociar con las representaciones sindicales . No van a faltar en este escenario, a unos y otros, ocasiones para mostrar que son capaces de acuerdos imprescindibles a fin de hacer frente al mayor problema colectivo que le ha tocado vivir a las generaciones presentes.
El Consejo de Ministros aprobó el martes un Anteproyecto de Ley que ha llamado de Memoria Democrática, con la pretensión de reparar a las víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura, y establecer políticas de verdad, justicia y garantías de no repetición. Se anuncia como objeto de ella el reconocimiento de los que padecieron persecución o violencia por razones políticas, ideológicas, de conciencia, de orientación e identidad sexual, durante el período comprendido entre el golpe de Estado de 1936, la Guerra Civil y la Dictadura franquista, y hasta la promulgación de la Constitución Española de 1978. El anteproyecto está lleno de buenas intenciones que se harán esperar y estarán sometidas a la correlación de fuerzas y los intereses que vayan sucediéndose en el Gobierno del Estado y la Sociedad. Hay un punto en él que se antoja de especial dificultad, y es el inventario de los bienes expoliados durante la Guerra y la Dictadura, de cuya reparación, incautación y devolución, nada se dice. Y hay un escollo que con el actual Poder Judicial será imposible sortear, y es el que interpreta la Ley de Amnistía del 78 como una de Punto Final.
Se dice y sabe que la Historia la escriben los vencedores, y aquí ya se sabe que fueron ellos los que diseñaron una Monarquía parlamentaria que les asegurara un gatopardiano borrón y cuenta nueva que, entra otras cosas, no les preguntara por el origen de sus fortunas y prebendas. Han tenido que pasar cuarenta años para que la omertá sobre el rey que Franco eligió y formó empezara a romperse, pero todavía queda mucho por saber sobre esa Transición que se quiso vender y exportar como modélica, mucho por saber sobre las cloacas del Estado, el 23F, los chanchullos de gobernantes y banqueros, las incautaciones de bienes por parte de la Iglesia, que quedan al margen de este acotado anteproyecto, como si no fueran efectos directos de la Dictadura y el nacionalcatolicismo que se pretende denunciar.
El anteproyecto pone especial énfasis en la persecución por parte de una Fiscalía ad hoc de la exaltación y apología de las ideas y los símbolos de la dictadura, lo que, además de una fuente de polémicas sobre la libertad de expresión, privará a la sociedad de la necesaria confrontación y clarificación de ideas en las que son imprescindibles las de los fascistas, los franquistas, los herederos y usufructuarios de la victoria. Personalmente, siempre lamenté algunas prisas, especialmente en Euskadi, para hacer desaparecer los nombres e inscripciones de aquellos Caídos por Dios y por España que hubieran podido servir para ilustrar quiénes y dónde merecían ser honrados unos, mientras a otros se les había despojado de memoria y dignidad. En esa exaltación de unos, la más vergonzosa la que hollaba las paredes de iglesias y templos centenarios, que habían contemplado guerras, victorias y derrotas que nunca llegaron a tanto.
JFA. Ayer arrancó el Festival de Cine de San Sebastián y la prensa pudo asistir a la proyección en pantalla grande de la publicitada serie basada en Patria, el laureado libro de Fernando Aramburu. Dicen las crónicas que la asistencia fue escasa, pues muchos de los interesados ya conocían la serie por otros medios. En días previos se coló la noticia que pareció escandalosa de que el autor del libro se había algo más que inspirado en la biografía que el periodista Mikel Urretabizkai había escrito de un militante de ETA arrepentido. Ha dicho Mikel al respecto que aprovechó una visita de Aramburu a Donostia –tiene su residencia habitual en Alemania- para presentarse ante él como el autor de la biografía del etarra Iñaki Rekarte. Dice que palideció, enmudeció, no reaccionó, quedó bloqueado, y que tal vez fuera, como él mismo, porque es de pocas palabras.
Tal vez sea de pocas palabras, pero nunca rehuyó el escándalo desde aquellos días mozos en los que él y su grupo ácrata buscaba epatar la dulce Donostia con provocaciones como la de pintar el Peine de los Vientos. Y a las promociones de estos productos nunca les vienen mal los escándalos, como el que pareció buscar el cartel anunciador de la serie que HBO hizo retirar. Como el que podía haber sido y parece no interesar por los parecidos más que razonables entre personajes, situaciones y descripciones del libro de Urretabizkaia y el de Aramburu. La serie, como la novela, darán que hablar.