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JOSÉ FÉLIX AZURMENDI
Crónica de Euskal Herria, 14 de noviembre
José Féliz Azurmendi analiza cada semana en Crónica de Euskal Herria la actualidad. En su sabatina, resume los acontecimientos que han marcado la semana.
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José Félix Azurmendi
10:32 min
Como si la Pandemia no fuera lo más inquietante, con o sin vacuna en el horizonte, como si no se estuvieran muriendo todos los días tantas personas a causa de ella, la clase política y los medios de comunicación han puesto esta semana en el centro de su atención la noticia de Otegi, esa que la anunció como tal en una entrevista de Radio Euskadi. Era la noticia, que EH Bildu anunciaba su apoyo a los presupuestos que prepara el Gobierno central, “si nada se tuerce”, puesto que veía al Gobierno receptivo y aunque el pacto no estuviera todavía cerrado. Lo dijo a las 9:15, y poco después el vicepresidente Iglesias lo aplaudió, como si lo estuviera esperando, como si fuera lo convenido. Desde el entorno de EH Bildu se dijo que era la primera vez que un apoyo de estas características tenía lugar, dando a entender que era la primera vez que una izquierda abertzale, fruto de un pacto, apoyaría presupuestos del Gobierno de España. No debería ser necesario recordar que EH Bildu es algo nuevo, en la medida en que lo conforman además de independientes sin pasado político, caras conocidas de militantes de partidos que nunca se tuvieron por izquierda abertzale. No debería ser necesario recordarlo, pero la reacción de casi todos los políticos y analistas políticos españoles y la propia del entorno de EH Bildu aconsejan recordarlo.
La noticia de Otegi, la maniobra de EH Bildu, por otra parte, se parecía bastante a otras operaciones de la izquierda abertzale que representó Euskadiko Ezkerra antes de que se diluyera en el PSE-PSOE. EE no ocultó nunca se vocación de intervención en los asuntos de España, llegó incluso a presentar en Madrid una candidatura, por supuesto de izquierda, bajo su disciplina y doctrina. No es eso sin embargo lo más noticioso a mí entender de la pirueta de EH BIldu. Lo más novedoso es, en la medida en que EH Bildu contiene y representa no poco de lo que resta de aquella Herri Batasuna que nunca tuvo la tentación de intervenir en la política española, que hoy puede hacer y decir esa izquierda abertzale lo que le parezca bien, sin tener que pasar por el cedazo o el dedazo de ETA: esto es lo realmente nuevo. De lo que Otegi ha hecho y dicho se puede concluir también que Sortu no teme a la reacción de lo que podría significar su disidencia, que existe pero que no tiene propuestas alternativas ni capacidad de respuesta. “Hoy no acaba nada, hoy ha empezado”, ha dicho la diputada Mertxe Aizpurua en el Parlamento español, confirmando así que lo de los Presupuestos es solo anuncio de lo que se proponen hacer en el futuro. EH Bildu busca desde hace un tiempo ya su aceptación normalizada en el terreno político, y lo está consiguiendo al parecer sin excesivo coste por su izquierda. Que haya renovado acuerdo para los presupuestos de Nafarroa con la presidenta Chivite es una muestra más.
El editorialista del diario El País lo ha resumido acertadamente al decir que sumar a Bildu al pacto de Presupuestos conlleva serios riesgos para el sistema, y añadir que es mala noticia la exhibición y el uso político que de ello hace Podemos. Al sistema le convenía tener como alternativa a rojos y separatistas a un Ciudadanos cada vez más obligado a asegurarse el futuro operando de socio alternativo para el Gobierno central. La noticia Otegi predecía también la que sería la postura de ERC, un socio cada vez más consolidado. Y el aplauso de Iglesias se explicaba también en que Arrimadas difícilmente podría justificar su apoyo a unos Presupuestos bendecidos de antemano por estos socios. EH Bildu no es socio preferente del Gobierno, como se está diciendo, y sus votos son perfectamente prescindibles, pero sumado a ERC, bendecido por Podemos y sin descartar la predecible incorporación de alguna otra fuerza de izquierda, el bloque no es ya prescindible, y Ciudadanos, sí.
Pocas veces, seguramente nunca, como ahora la aprobación de unos Presupuestos Generales ha sido cuestión de vida o muerte. Nunca, como ahora, unos Presupuestos anteriores varias veces prorrogados habían quedado tan desfasados. De momento, han superado el primer escollo al rechazarse las enmiendas a la totalidad. Hasta la aprobación habrá presiones de todo tipo contra el Gobierno Sánchez, de dentro y de fuera de casa, pero el presidente, además de haber demostrado una solidez que pocos le auguraban, debe ser consciente de que sus adversarios y enemigos, de fuera y de casa, lo van a seguir siendo haga lo que haga, diga lo que diga: tal vez haya llegado a la conclusión también de que es una ocasión inmejorable para sacudirse a barones y viejas glorias.
Un caso más de sacerdote bien intencionado atrapado ingenuamente en la celada de periodistas en busca de titulares escandalosos ha tenido lugar recientemente. También ha vuelto a suceder que se hayan producido reacciones inmediatas, escandalizadas, dando por buenos los titulares luego aventados. El caso del párroco de Lemoa de ahora, el del bermeano Mikel Azpeitia, se parece demasiado al de hace unos años del párroco de Sokoa Mikel Epalza, un santo varón jamás partidario de la violencia al que el El Mundo TV arrancó con cámara oculta unas palabras que decían que “la gente de ETA son unas gentes, a veces, maravillosas”. Uno y otro, no podían honradamente aceptar la visión reduccionista e interesada de un fenómeno de más de cincuenta años como el de ETA, y no se percataron de las intenciones que animaban a los entrevistadores. Hay motivos sobrados para denunciar que ETA y sus entornos hayan hecho mutis por el foro dejando mucha historia sin explicar, pero tampoco se lo hubieran permitido. De algunas de las difusas peticiones de perdón que ETA llegó a formular antes de su disolución era fácil presumir que no todos sus comportamientos le merecían el mismo arrepentimiento. Es decir, que entendían que algunos eran justificables, justificados. Hubiera sido de gran interés conocerlos.
Como hubiera sido de gran interés debatir sobre ideas como la de un ex militante de ETA luego comunista radical y posteriormente del Foro de Ermua que confiesa que no solo se salió de ETA sino también del nacionalismo, el vasco por supuesto. O la de una tertuliana guipuzcoana del PP que defiende que en el inicio solo hubo un verdugo: ETA. O la de un ex portavoz del Gobierno Vasco que denuncia al actual Ejecutivo de Gasteiz porque lo ve intentando devolver legitimidad a cualquier nacionalismo radical, vasco por supuesto. Hay mucho de qué hablar pero no se dan las circunstancias, que disimulan de paso ese seguir callados a los que se sienten más cómodos haciendo mutis por el foro.