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JOSÉ FÉLIX AZURMENDI
Crónica de Euskal Herria, 19 de diciembre
José Félix Azurmendi analiza cada semana en Crónica de Euskal Herria la actualidad. En su sabatina, resume los acontecimientos que han marcado la semana.
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José Félix Azurmendi
9:42 min
Vamos terminando, pero no dejamos entre tanto de tomar nota de la semana, desde nuestra personal atalaya y criterio. El portavoz del Grupo Vasco del PNV en el Congreso de los Diputados cae bien, porque dice cosas sensatas y porque las dice con naturalidad, sin engolamiento. Suele ser esto más frecuente, o menos raro, en quienes, como Aitor el del tractor, no tiene que demostrar nada, porque reconocidas por todos son sus credenciales intelectuales. Esta semana, el fragor enloquecido de los debates parlamentarios le ha parecido a Aitor Esteban una porrusalda, ese plato tan popular entre nosotros, especialmente cuando los puerros eran baratos y eran tenidos como los espárragos de los pobres. Hace un tiempo ya que los puerros adquirieron mayor rango y precio, hace un tiempo ya que su prestigio no necesita de subterfugios. Seguramente, el portavoz jeltzale quería reflejar con su porrusalda el nahasteborraste que vería en esa Cámara que decía querer debatir sobre cómo encarar la pandemia en vísperas de la Navidad y terminaba hablando de todo, menos de eso. Terminaba echándose los trastos a la cabeza con los temas de siempre, con los malos modos de siempre, con la falta de argumentos de siempre.
Y, sin embargo, esta semana tenían los diputados asuntos muy sensibles que tratar, además de la pandemia, como el de la eutanasia, el derecho a una muerte digna, y ya se vio cómo las derechas dejaban vacíos sus escaños para no votar, pero no antes de dejar para la historia acusaciones tremendas para quienes sí terminaron aprobándola. Sensible también el enfrentamiento entre la cúpula del Poder Judicial y los partidos de Gobierno, que pone en evidencia la pretendida independencia de unos jueces históricamente alineados en su mayoría con la derecha, con el conservadurismo y los privilegios de la derecha. Sensibles los rebrotes golpistas de militares en la reserva con conexiones nada reservadas, nostálgicos del franquismo y de una monarquía a su medida. Importante el tema de los desahucios, las pensiones, los emigrantes, la libertad de expresión, la inmersión lingüística y las oscuras tarjetas blakcs de la familia monárquica, asuntos todos a tratar en las Cámaras. Pero en lugar de abordarlos, los señores diputados hacían de todo ello una porrusalda con los ingredientes habituales, los insultos y malos modos de siempre.
Una noticia concreta y positiva al menos en relación con la pandemia: a finales de mes, en vísperas del día de Inocentes, arranca la campaña de vacunaciones. Se tomará su tiempo, sus meses, antes de que se sienta en la sociedad. Mientras tanto, prudencia y recogimiento, e instrucciones claras sobre qué hacer y de qué cuidarse. Los festejos de fin de año pueden ser tremendos.
Cuando oí por primera vez que un miembro de Vox había pedido la repetición del juicio bateragune hice un pequeño muestreo con letrados experimentados, y alguno de ellos no precisamente complaciente con Otegi y lo que representa. Les parecía inimaginable, prometían un posicionamiento claro en contra en caso de que los cinco regresaran al banquillo. A los vascos, incluso a los no separatistas, les parece lo que ha sucedido una aberración. Para buena parte de la opinión pública española el asunto ni les va ni les viene, para la cúpula judicial, suprema, el juicio debe repetirse porque las víctimas merecen tienen derecho a una sentencia sobre el caso, y porque también les he debido a los procesados. ¡Hace falta ser desvergonzados!
Los juicios más duros contra esta resolución se han oído a jueces que están de retiro, e incluso al mismo Baltasar Garzón, que aspira tal vez a limpiar algunos excesos. Además de las evidentes, caben otras consideraciones, tal vez cínicas: ¿le viene mal o bien a la izquierda abertzale este despropósito? ¿Le perjudica o le da la razón en muchos de sus análisis? ¿Les aumenta la simpatía de muchos vascos?
Sale esto a escena en una semana en la que sale de la cárcel, con la pena cumplida, Francisco Múgica Garmendia, aquel líder militar que alertó hace veinte años ya de que la lucha armada de ETA no tenía sentido y fue expulsado por ello junto a otros militantes muy activos hasta su detención. Sale a escena en la semana en que Josu Urrutikoetxea, personaje clave en el final de ETA, explica de primera mano muchos asuntos sobre los que solo había versiones de tercera mano. Con unos y otros se va reconstruyendo un relato que deja flecos humanos que aportan los datos de mayor interés. También en derredor del Proceso de Burgos se han escuchado confesiones inéditas que ayudan al relato, como la de Itziar Aizpurua cuando dijo que ellos, los que estaban en la cárcel, no sabían quién ejecutó a Manzanas: a mí me pareció una confesión sincera. Y verosímil.
Terminaré estas reflexiones saludando el nacimiento de un nuevo barómetro para tomar el pulso a los ciudadanos de las tres administraciones de Euskal Herria por temas tan sensibles como el de su parecer sobre un eventual Estado vasco. Independientemente del resultado que arroja el sondeo hecho público esta semana en la casa torre que fue de los Olaso en Bergara, muy revelador, resultará de sumo interés contraponer sus conclusiones a las del que ha venido operando bajo el nombre de Euskobarómetro y la dirección de Paco Llera. El neo nato cuenta, como este, del aval de profesionales de la UPV, y también de otras universidades del país.
No debo de ser yo el único que echaba en falta una iniciativa como la que se ha conocido esta semana comprometiéndose a celebrar dos oleadas anuales para tomar el pulso a la sociedad en su conjunto desde una perspectiva nacional. Vasca, por supuesto.