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CARA A CARA 8-11-2018

"Limitar la velocidad en carretera no tiene más que efectos recaudatorios"

Ramón Garín e Iñaki Ruiz de Galarreta se pronuncian sobre la decisión de la DGT -Dirección General de Tráfico- de limitar a 90 la velocidad por carreteras convencionales desde principios de año.

  • 7:45 min
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Iñaki Ruiz de Galarreta dice que si solamente es eso, es insuficiente. Para él se deben eliminar puntos negros, contar con una educación vial importante e intentar rejuvenecer el parque móvil del Estado. Es una insuficiencia la que ve Ruiz de Galarreta si la limitación de velocidad no va acompañada de otras medidas, ya que ahora -explica- se está saliendo de la crisis, se utiliza más el coche y vuelve a haber más problemas.

Ramón Garín asegura que está en contra totalmente de esta medida. El colaborador opina que no tiene más que efectos recaudatorios, cuando no se cumplen los 100 kilómetros por hora y malamente se van a cumplir los 90. Él cree que ni nadie cumple en las autopistas, ni nadie cumple en las carreteras. No cree que vaya a reducir los accidentes ni la siniestralidad y sí que va a tener unos efectos recaudatorios, lo que intuye que es el motivo oculto.

El periodista Ismael Diaz de Mendibil recuerda que furgonetas, camiones y autobuses verán limitada su velocidad a 80 kilómetros por hora... El también moderador de este espacio radiofónico de Radio Vitoria cuenta que a veces tiene la sensación de ridículo absoluto cuando debe cumplir una velocidad límite en algunos puntos de la ciudad. Y añade que hay otros puntos peligrosos donde no están puestas las medidas necesarias.

Ruiz de Galarreta insiste en que la limitación a 90 es afán recaudatorio y que si no se actúa sobre puntos negros seguirá habiendo muertos. Garín asegura que ya no corre como antes cuando hacía Vitoria-Barcelona en tres horas y media. Las inversiones en carreteras tanto del Estado como incluso de Diputación son, en su opinión, ridículas. El contertulio explica que siguen siendo prácticamente las mismas que hace 20 años. Ramón Garín confiesa que no ha tenido apenas accidentes en su vida, que han sido percances "tontos" y que cuando va a una velocidad alta está con "los veinte sentidos". Y se despide aclarando que en Alemania que no hay límites en las grandes carreteras, la gente conduce muy rápido y muy bien, por lo que hay que aprender lo bueno de los alemanes.