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ESCRITO EN EL AIRE
'La política española se asemeja cada vez más a un baile de máscaras'
A.G.
En su escrito en el aire, Juan Ibarrondo reflexiona sobre varios asuntos de la actualidad hilvanados a través de los carnavales.
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2:08 min
Cada año nos resulta más difícil delimitar las fechas del carnaval, no es de extrañar, pues el mundo parece haberse convertido en una gran farsa carnavalesca que dura todo el año.
La política española se asemeja cada vez más a un baile de máscaras trasmitido en vivo y en directo a la población, que ya no sabe si reír o llorar. La justicia, por su parte, encarna a la perfección la inversión de papeles propia de estas fechas: cuando los fiscales son acusados, los ladrones protegidos, y las víctimas del sistema perseguidas con saña al menor signo de protesta.
Más allá de la piel de toro, el presidente de los EEUU, se comporta como un bufón loco y poderoso, como el Joker que lanza sus chanzas crueles al mundo a través de Twitter; y anuncia -no se sabe si en serio o en broma- nuevas guerras de conquista.
Pero no se preocupen ustedes, todavía hay esperanza para este mundo convertido en broma pesada.
La agencia espacial norteamericana, la legendaria NASA, ha encontrado siete nuevas tierras en el espacio cercano, ahí mismo, sólo a 40 años luz de nuestro planeta. Siete nuevos mundos a donde huir. Si no fuera, claro, porque tardaríamos 800.000 años en llegar, y una vez allí, la comunicación con la madre Tierra se parecería a un gigantesco tartamudeo cósmico con intervalos de 40 años.
Semejante dislate me recordó a una copla muy popular en los antiguos carnavales vitorianos, de los tiempos en el que el cometa Halley surcó el cielo dando lugar a todo tipo de presagios y malos augurios. Una canción ingeniosa que ya se reía de las ilusas pretensiones humanas de alcanzar los cielos. Decía así: Roque, Marcial y Damaso, han inventado un biplano, para subir por los aires y coger la estrella del rabo. El día que lo consigan fiesta completa ha de ser. Día de fiesta completa del alba al amanecer.
Así que ya saben, tomen ejemplo de aquellas comparsas de la época dorada del carnaval vitoriano, no se tomen demasiado en serio a la NASA, la Justicia, o la clase política… y, al menos, disfruten si pueden del carnaval.