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ESCRITO EN EL AIRE
'La posesión de riqueza genera poder'
Carmen San Esteban reflexiona sobre el reparto de la riqueza y cómo ésta genera poder.
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3:04 min
Me ha llegado, como supongo a muchas y muchos de ustedes, un vídeo. Un vídeo más, en este caso, ejemplarizante respecto a posibilidades y miserias en el reparto de la riqueza.
La riqueza hoy en día, ya no es sólo ese intercambio a modo trueque que, desde la antigüedad, se cuantificaba con semillas, o incienso, oro y mirra, o especias, o metales y piedras preciosas, o labores, o engaño y obtención de poder.
A grosso modo éste podría ser el proceso evolutivo hasta la creación de la moneda y del dinero tal y como lo conocemos.
La posesión de la riqueza genera poder.
Partiendo de la base de que todos somos iguales, dependerá del lugar, la casa, la familia, la sociedad y el país en el que nacemos, nuestra mayor o menor posibilidad de crecimiento, bienestar o realización personal. Tendremos mayores o menores posibilidades en la vida si nuestra cuna es de paja o de oropeles y encaje.
Es muy diferente nacer en un hospital, con calefacción, medicinas y agua caliente a nacer con nuestra madre en cuclillas agarrada a un palo vertical, cansada de transportar por el desierto, durante horas, unos calderos de agua, sean potables o no.
Y si todos somos iguales, y cada movimiento que hacemos en nuestras vidas genera otros movimientos y situaciones que se transmiten mucho más allá de lo que siquiera imaginamos, habremos de entender que somos corresponsables de nuestro destino, el del mundo y el de sus habitantes.
Ya sé que suena demasiado grande, inabarcable.
El video en cuestión nos presentaba un juego. Un juego con pelotas en el que unos tienen muchas, otros muy pocas, otros apenas una, otros no ven o no oyen las normas aunque tengan alguna, a otros les faltan los brazos para poder encestar y otros que no tienen pelota, han de jugar al mismo juego…
¡Qué diferentes posibilidades! …
¿Qué hace quien está en primera línea, nutrido de pelotas y con el caldero de encestar a un palmo?
¿Ayuda a quien no anda, no ve o no escucha?
¿Comparte sus bazas para que quien no tiene también pueda jugar o facilita la labor a quien tienes escasas posibilidades?
La respuesta es No. Casi siempre es No.
Pero, de un modo ingenuo, el vídeo es conmovedor y demuestra que quien tiene, si se convierte en ojos, brazos u oído, si acerca el cesto y cede a quien no tiene… hace con muy poco esfuerzo que todos salgan ganando. La riqueza es repartida y posibilita una vida digna a todos.
La riqueza convertida en comida, energía, agua, medicinas, educación y cultura no es sólo el derecho de unos pocos.
Como decía Lluis Llach:
“El meu país es tan petit, que cuando el sol se va a dormir una no está muy segura de haberlo visto, dicen las viejas sabias que es por eso que vuelve".