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ESCRITO EN EL AIRE
'Hay que potenciar una ciudad policéntrica con mezcla de usos y disfrutes'
El escritor Juan Ibarrondo aborda la necesidad de dotar de imaginación y recursos a los barrios de la ciudad.
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2:43 min
Calahorra ya no es Calahorra/ que parece Washington/ dice la copla riojana.
Lo mismo podríamos decir de nuestra ciudad. Vitoria ya no es Vitoria. Por mucho que duela a nostálgicos de toda laya, Vitoria ya no es la que era.
No es la que era hace cincuenta años, claro está, pero tampoco es ya la que era hace diez, y esto último hay quien parece que no lo acaba de aceptar.
Más de una década de barbarie urbanística y especulativa ha conseguido que la ciudad en que habitamos sea completamente distinta a la que era.
Cierto es que se podrían haber hecho las cosas de otra manera, para que la nueva Gasteiz hubiera sido más humana, sostenible y racional, pero lo hecho, hecho está; y, salvo que empecemos una labor de demolición controlada de la periferia (como pretendió hacer Miterrand en la banliue parisina) habrá que adaptarse al desastre.
Para empezar, habrá que asumir que Vitoria ya no es una sino múltiple. Seguir pensando en una ciudad con un solo centro es un despropósito vista su estructura actual.
Por el contrario, es necesario ahora potenciar una ciudad policéntrica, con mezcla de usos y disfrutes en cada una de sus partes: usos y disfrutes a poder ser complementarios; y, sobre todo, bien conectados con una red de transporte público, barato y eficaz.
Una red, que no sólo conecte el viejo centro con la periferia, sino las periferias entre sí, para que se desarrollen como espacios vivos de convivencia y no como ciudades dormitorio.
La red de centros cívicos puede ser un buen elemento irradiador de actividades comunitarias, espacios culturales, deportivos, asociativos, comerciales…, que atraigan visitantes de las otras zonas de la ciudad.
Según Jane Jacobs, la inspiradora de los paseos de Jane, la mezcla de usos es indispensable para mantener una ciudad viva. En Gasteiz, el uso de los nuevos barrios está pensado para ser sobre todo residencial, de modo que habrá que hacer un gran esfuerzo de imaginación y recursos para que las grandes colmenas de viviendas aisladas den lugar a barrios vivos.
Lo contrario sería avanzar hacia un modelo que nos llevará a la desestructuración social, a la formación de guetos, a una ciudad desangelada, con un centro dedicado sobre todo al turismo y unos barrios donde los curritos malvivamos aburridos.
Desde luego, eso no significa abandonar al actual centro y el casco histórico a su suerte, sino potenciar que también allí se dé la mezcla de usos, con viviendas, oficinas, comercios, hostelería…; evitando así su gentrificación.
Todo lo cual no se podrá hacer de espaldas a las vecinas y vecinos, sino con su implicación y participación.
Y una última cosa, puestos a pedir, por favor que el autobús vuelva a llegar a Errekaleor.