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Cine

‘Lasa eta Zabala’

Pablo Malo: 'Por encima de todo, hemos sido honestos y nada maniqueos'

Natxo Velez | eitb.com

La película ‘Lasa eta Zabala’ llega este viernes a las salas de cine, tras su paso por el Zinemaldia. Su director, Pablo Malo, nos ha acercado la historia.

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Los cines acogen por fin este viernes el estreno de la película “Lasa eta Zabala”, en la que se cuentan el secuestro, las torturas y el asesinato que sufrieron dos jóvenes vascos por parte de los GAL.

El director donostiarra Pablo Malo ha sido el encargado de dirigir este proyecto, en el que participan actores como Unax Ugalde, Francesc Orella o los jóvenes Jon Anza y Cristian Merchán.

Malo nos cuenta cómo el equipo ha encarado el trabajo de llevar a la gran pantalla esta historia tan delicada e impactante en la que “los personajes hablan por sí mismos”, y por la que sus conocidos, al saber que iba a acometer el trabajo, “casi me daban el pésame en lugar de felicitarme”.

¿Cuál ha sido la motivación para hacer la película? ¿Qué mensaje quiere trasladar la historia?

El encargo me llegó a través del productor Joxe Portela, quien llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de hacer algo con ese tema junto al guionista Joanes Urkixo. La motivación principal siempre ha sido demostrar que se puede rodar un thriller policial siendo fiel a una historia real tan delicada como la que hemos contado y que tenga entidad por sí misma para enganchar al espectador.

El mensaje también estuvo claro desde el principio; aquello fue una barbaridad que no olvida ni quiere dejar de lado los cientos de barbaridades que se han cometido todos estos años en el país y que esta película también intenta que sea un punto de inicio, una excusa para hablar y dialogar y, en lo posible, ponerse de acuerdo en lo esencial: que nada de esto pase nunca más.

¿Cómo se desarrolló el trabajo de documentación para el trabajo? ¿Hubo presiones externas sobre la película al tratarse de un material tan sensible?

Desde el principio supimos que no podíamos alejarnos del sumario, si queríamos dar nombres y apellidos. Al ser un asunto susceptible de ser manipulado y tergiversado por todos los lados, teníamos que tener como guía ese sumario y en torno a él se construyó el armazón de la historia donde pudimos apoyarnos. También hay multitud de artículos y vídeos relacionados con el tema que sirvieron para definir a los personajes y tomarlos como referencia para buscar un casting lo más afinado posible. Luego ha sido algo más de un año de conversaciones con mucha gente que estuvo, que participó o que conocía la historia de primera mano.

En cuanto a las presiones, como tal no las ha habido, creo que estamos en un momento donde la sociedad entiende que nuestra historia habrá que ir contándola y que todo esto forma parte del pasado de un país. Lo que sí hubo fueron personas que se interesaron en saber qué enfoque le íbamos a dar al tema, qué se iba a contar y cómo.

Hubo que dejar de lado muchas historias que nos alejaban del tema central pero que en sí mismas serían apasionantes para crear otras historias de ficción y que, por esta vez, han quedado aparcadas.

¿Qué cambia a la hora de encarar una historia real con respecto a hacerlo con una historia de ficción?

El respeto a la historia y a las personas que lo han padecido directamente como son las familias. También el saber que no estábamos dedicando casi dos años a crear una película que pudiese ser utilizada como punto de fricción o tensión hacia nada ni hacia nadie. Sabíamos que distintas sensibilidades iban a mirar la historia con lupa y por eso, por encima de todo, hemos sido honestos y nada maniqueos al contar lo que pasó.

Durante el rodaje también se vivió todo con un profundo respeto por parte de todos los que participábamos sabiendo que pese a la dureza de lo que estábamos contando, aquello merecía la pena que se viese y no se olvidase esta historia y tantas otras que han tenido como protagonista el odio, el sufrimiento y el dolor extremo y que ojala se rueden en breve.

¿Cómo fue la acogida en el Zinemaldia? ¿Qué mensajes os han hecho llegar a los responsables de la película las personas más cercanas a los hechos que ya la han visto?

La acogida fue la que habíamos soñado; entradas agotadas en apenas una hora, una expectación abrumadora y un recibimiento que vivimos con mucha intensidad porque la película, pese a verse como un acontecimiento político, se defendió por sí misma, y la sola inclusión de la película en la sección oficial, dejaba ver que nuestro trabajo había merecido la pena. No hay que olvidar que a mediados de marzo aún estábamos rodando, de modo que todo el proceso ha sido vertiginoso pero muy gratificante. Todas las personas que de una u otra forma han estado cerca de esta historia a lo largo de los años, la han vivido con agradecimiento por haberla contado y con el dolor y el impacto de ver en pantalla algo que ha marcado sus vidas. Pero sabemos también que esta película hará que lo ocurrido no caiga en el olvido con el paso de los años y las generaciones que vienen detrás puedan acercarse a ésta y a otras historias que vivieron sus mayores no hace muchos años

¿Cómo crees que reaccionará ante la historia el público ajeno al contexto histórico y político en el que ocurrieron los hechos narrados en el film?

Esa es seguramente una de las apuestas de la película; que en países o latitudes alejadas a la nuestra, la película interese no solo como terrible historia de este país durante esos años, sino también en el sentido más personal al ver a dos jóvenes sufriendo esa brutalidad. De la misma forma que cinematografías como la irlandesa o inglesa han exportado sus historias de violencia, la nuestra puede igualmente viajar a otros países y conmocionar como hicieron aquellas cuando se estrenaron en nuestras salas; de hecho, al día siguiente de su proyección, tres responsables de festivales internacionales ya estaban pidiendo contactar con el productor o la distribuidora para llevarla a sus países, impactados por lo que habíamos contado en ella.