cultura
Arte para ciegos
Poder tocar el blanco y el negro
EITB Media
El fotógrafo Juan Torre creó hace ya más de una década la exposición "Imágenes para tocar". Nos ha explicado el proceso detrás de este, y ha abordado los retos que tiene el arte en cuanto al acceso para personas invidentes o con resto visual.
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El fotógrafo Juan Torre en la expocición de "Imágenes para tocar". Foto: Juan Torre
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No solo el hecho de acercar el arte a las personas ciegas, sino acercar las personas ciegas a la producción de ese. "Siempre he sido una persona inquieta", comenta el fotógrafo Juan Torre (Getxo, 1956). Habiendo trabajado como redactor gráfico, el síndrome de Behcet le llevó a perder la visión; hoy cuenta con un resto de visión del 6 %. Después de vaivenes con la música y la batería, Torre se dio cuenta de lo que "realmente sentía" era la imagen: "Era mi forma de sacar algo de dentro".
En la producción de un libro de sus fotografías, en los Estudios Durero, se topó con una foto de la luna blanca con un fondo negro. "Me atreví a tocar la foto. Fue un poco grotesco el hecho de tocarla, pero noté que en las tintas que utilizaban había algún relieve", recuerda el fotógrafo.
La luna lo llevó a pensar en por qué no podían tocar las fotos, y que sus compañeros, amigos pudieran recuperar el placer de ir a una exposición "de manera independiente" y "poder tocar, poder entender". A los de Durero les parecía una "locura", pero Torre siguió insistiendo en la idea, en la forma, en el título: "Imágenes para tocar". "Al final conseguí convencerlos y arrastrarlos hacia la locura".
Recuperando sus andaduras en la música y una imagen del batería Sonny Emory, basó la exposición en los músicos por su "doble sentido" según explica Torre: "Músicos que tocan y se pueden tocar". En las fotografías se mantiene "un guiño" entre el mundo de la música y la ceguera: Ainhoa Arteta con un antifaz, Mikel Erentxun con un pañuelo, las gafas de El Drogas… "Pequeños detalles" que los relacionan.
"Testimonial"
"Imágenes para tocar" supone una muestra del arte inclusivo para todo el público. Sin embargo, Torre recalca que "hay que hacer más". "Se están dando pasos" en museos, como es en el caso de las reproducciones de las obras del Guggenheim, que estrenó la maqueta de "Tulipanes" de Jeff Koons hace dos semanas. El museo cuenta ya con réplicas de "Puppy", "Mamá", "El gran arbol y el ojo" y el edificio del museo.
Algunos visitantes y Juan Torre en la exposición 'Imágenes para tocar'. Foto: Juan Torre
"Nos reducimos a unos espacios muy pequeños, se queda en algo testimonial. Debería de haber por lo menos un testimonio en las exposiciones que se hacen. Una muestra, una obra de cualquier disciplina que se pudiera tocar, que se nos tenga en cuenta", argumenta Torre.
Queda "toda una parte de la cultura" que abordar. En aquel cometido, la ONCE trabaja arduamente para que el colectivo de las personas ciegas y con resto de visión tengan acceso a cualquier oferta cultural. Su impulso es lograr "la autonomía personal" del colectivo, según Ana Dávila, jefa del departamento de Servicios Sociales para Afiliados de Euskadi.
Además de con museos, la ONCE colabora y asesora a teatros, editoriales, cines… Procuran que los contenidos sean aptos para el público ciego. Asimismo, la ONCE destina un fondo para subvencionar proyectos culturales a sus afiliados. "En San Sebastián hay varios cantantes con grupos de música; en Bilbao, un escritor que ha editado varios libros", comenta Dávila.
Torre subraya: "No es lo mismo que te lo cuenten a que tú participes y compartas con el resto de la gente". No es una cuestión de las personas ciegas, es una cuestión social.