Economía -

Protesta contra los recortes

La huelga paraliza el transporte y los servicios públicos en Portugal

Los dos principales sindicatos del país se han unido por primera vez en 20 años. El Parlamento portugués votará el viernes un presupuesto austero sin precedentes.

Redacción

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Tras los importantes movimientos sociales que vivieron Grecia,España y Francia, ahora llega el turno de Portugal, donde lossindicatos esperan "la mayor huelga de la historia" del país.

La huelga general contra las medidas anticrisis del Gobierno portugués ha conseguido paralizar el transporte y numerosos servicios públicos en el país y registrar unaalta incidencia en las grandes empresas y fábricas.

Según las informaciones de los sindicatos y los medios de comunicación lusos, en ambos sectores, la Administración y los transportes, con el espacio aéreo prácticamente cerrado, la huelga contra la política económica del primer ministro, José Sócrates, tiene un seguimiento mayoritario.

El Gobierno, que todavía no ha hecho estimaciones sobre la repercusión general del paro, sólo ha aventurado una cifra en el sector sanitario, donde ha calculado la incidencia de la huelga en un cuarenta por ciento.

El secretario de Estado de la Administración Pública, Goncalo Castilho, ha aventurado que la incidencia de la huelga no será mayor que en otras ocasiones, pese a que esta es la primera en 22 años que han organizado juntos los dos mayores sindicatos lusos, laConfederación General de Trabajadores de Portugal (CGTP, comunista) y la Unión General de Trabajadores (UGT, socialista).

Los dirigentes de ambas centrales se han mostrado muy satisfechos por la adhesión a la protesta y su masivo seguimiento en el transporte público.

Sócrates ha aplicado este año un severo plan de austeridad, con aumento de impuestos, congelación de pensiones, reducción de salarios y plantillas de funcionarios y recorte de inversiones públicas, para reducir el déficit fiscal del 9,3 al 4,6% en 2011.

Sin embargo el Gobierno luso no ha conseguido calmar la presión de los mercados, cuya desconfianza y el temor a que se repita la crisis de Grecia e Irlanda ha elevado la penalización de su deuda a los niveles más altos de esta década.

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