Economía -
Análisis
Por qué Merkel no quiere eurobonos
Aunque los exportadores alemanes saben que les conviene que a sus socios les vaya bien, parece que la mayoría de los alemanes creen que están despilfarrando dinero con sus socios del Sur.
Jesús Torquemada
Cada vez va quedando más claro lo que muchos economistas avisaron hace tiempo: que el euro no podía funcionar bien si los países que lo manejan no establecían una coordinación muy estrecha de sus políticas económicas. Que no bastaba con una unión monetaria si no había además una unión económica.
Los diecisiete países que usan el euro deberían coordinar, sobre todo, sus políticas fiscales. No significa tener todos la misma fiscalidad, pero sí que no haya diferencias fiscales enormes. No se trata de que haya un solo gobierno, pero sí que los diecisiete actúen de manera coordinada.
En última instancia, lo más lógico sería que su deuda pública fuera común; es decir, que los diecisiete países del euro se financiaran en los mercados mediante los eurobonos, deuda pública respaldada por todos ellos, y no como ahora, que Alemania respalda la deuda alemana, Francia, la francesa, y así.
Pero, claro, eso les vendría muy bien a los países que tienen poca credibilidad financiera, que se beneficiarían del respaldo alemán, pero le podría venir mal a Alemania si los famosos mercados pensasen que Alemania perdía credibilidad al tener que sostener a los más pobres. Por eso la canciller alemana, Angela Merkel, se resiste a dar la luz verde a los eurobonos.
Al fin y al cabo, Merkel no depende para seguir en el cargo de los votantes franceses, españoles o italianos, sino de los alemanes. Y, aunque los exportadores alemanes ya se han dado cuenta de que a Alemania le conviene que a sus socios les vaya bien, para así poder venderles más, da la impresión de que la mayoría de los alemanes creen que están despilfarrando dinero con sus socios del Sur.