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Análisis

Credit Agricole suspende su fusión con Ipar Kutxa por la crisis griega

La entidad francesa tiene importantes inversiones en la economía griega, ahora comprometidas por la posibilidad de que Grecia quiebre.

El periodista Pedro García Larragán. Foto: EITB.
El periodista Pedro García Larragán. Foto: EITB.

Pedro García Larragán

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Francia es el país europeo cuya banca tiene más que perder en Grecia, en el caso de que se declare su bancarrota. La banca francesa tiene invertidos en Grecia más de cuarenta mil millones de euros, de los cuales, diez mil corresponden a deuda pública.

Hace apenas quince días, la agencia de calificación de riesgos, Moodys, rebajó la nota de Credit Agricole por su exposición a la economía griega. La agencia reconoce que el banco francés tiene capital suficiente para absorber sus hipotéticas pérdidas en Grecia, pero de hacerlo rebajaría la calidad del banco. Ahora, y ante los rumores de que Grecia quiebre, Credit Agricole guarda la ropa, y anuncia planes para reducir su deuda en 50 mil millones durante el próximo año, el cierre de negocios internacionales no estratégicos, y el parón progresivo de ciertas actividades. Y es ahí es donde entra la marcha atrás de la fusión entre Ipar Kutxa y Bankoa, la entidad gipuzkoana propiedad de Credit Agricole. En verano hicieron público su acuerdo de fusión, que debería haber culminado el próximo 2 de enero. Su intención era adquirir más tamaño, y utilizar la potencia de Credit Agricole para poder financiarse con comodidad a largo plazo.

La espantada de la entidad francesa deja a Ipar Kutxa huérfano de socios en una época no propicia para caminar en solitario. Porque es verdad que Ipar Kutxa no tiene problemas a corto plazo: cumple con los requisitos de solvencia, liquidez y capital básico exigidos por el banco de España, pero su escaso tamaño, condicionará seguro su negocio a futuro.

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