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Entrevista en eitb.com
Oreka Tx: 'Vamos a fusionar txalaparta y flamenco'
Hemos charlado con Igor Otxoa, txalapartari de Oreka Tx, y nos ha hablado, entre otras cosas, de su nuevo proyecto, Hostoak/Hojas, y de lo que tienen en común la txalaparta y el sexo.
Bea Sever
En 2007an publicasteis Nomadak Tx (CD, documental y el espectáculo Nomadak Zuzenean). ¿Estáis preparando algo nuevo?Ahora estamos moviendo Nomadak Tx fuera de Euskadi. En Euskadi ya lo hemos movido suficiente. Este año hemos hecho una gira por Estados Unidos, hemos dado muchos conciertos en Francia, en España... El año que viene también tenemos intención de tocar fuera, pero al mismo tiempo, estamos preparando un nuevo espectáculo: Hostoak-Hojas. Lo vamos a estrenar en febrero en el Kursaal y ya tenemos conciertos atados en el Arriaga de Bilbao, en el teatro de Bayona, en el Gayarre de Pamplona, en Maule, en Garazi...
¿En qué consiste el nuevo proyecto?Es un espectáculo escénico. Por una parte, está nuestro grupo: Mixel Ducau, Iñigo Egia, Mikel Ugarte, Juanjo Otxandorena, Harkaitz y yo; y por otra, la Compañía de Danza Kukai. Le ofrecimos la dirección a Mireia Gabilondo y lo estamos dirigiendo entre los dos.
¿Mikel Ugarte forma parte de Oreka Tx o se trata de una colaboración? No, ahora Oreka Tx lo componemos tres txalapartaris; Mikel está con nosotros. A veces Mikel va a tocar con Harkaitz y otras veces voy yo. Nos turnamos.
Vuestra música ha funcionado muy bien fuera de Euskadi.Para nuestra sorpresa, sí. Este año hemos hecho 30 conciertos fuera de Euskadi. A decir verdad, cada vez que tocamos nos surgen conciertos nuevos, así que, creo que irá a más, o por lo menos, que nos mantendremos. La película también se ha visto en muchos sitios y eso ha ayudado. Poco a poco, nuestro instrumento, la txalaparta que es tan especial, se va conociendo más en el mundo. El año pasado estuvimos en Vic, en el Mercat de Música Viva. Allí se dan cita promotores musicales, etc. Nos seleccionaron para los showcase o mini-conciertos que organizan. Y lo que es más importante, también estuvimos en Womex, la feria de músicas del mundo que se organiza en Copenhague. Se presentaron alrededor de mil proyectos y seleccionaron 24, entre ellos el nuestro. Lo presentamos allí y eso nos ha posibilitado tener representantes que muevan nuestro espectáculo en varios países. Y ya nos han salido conciertos.
¿Cómo transportáis las txalapartas en los viajes?Ese es el problema. Por ejemplo, cuando fuimos a Tenerife, mandamos todo por barco. Tenemos todo por duplicado porque mientras tanto tocamos en otros conciertos. Llegar, llegaron en una semana; pero para volver tardaron un mes. En Estados Unidos también tuvimos que andar calculando el peso para no pasarnos. En esa gira teníamos 11 conciertos en 14 días, tanto en la costa este, como en la costa oeste, y fue difícil. Tuvimos que adaptar algunos conciertos porque no podíamos llevar todas las piedras, era demasiado peso.
¿Con qué materiales habéis hecho txalapartas?Nuestras txalapartas las hacemos nosotros. Además de hacerlas de madera y de piedra, tocamos con un bidón de plástico; también tenemos toberas, de metal. Hemos hecho una txalaparta con hielo y, cuando estuvimos en Nueva Caledonia, hicimos una txalaparta de bambú.
Hay quien opina que eso no es txalaparta, sino xilófono. ¿Qué dirías al respecto?Para nosotros la txalaparta no es tanto el instrumento físico, sino la forma de tocar, de repartir el ritmo. Está claro que nuestra txalaparta tradicional es de madera y la tobera de metal, pero nosotros probamos otros materiales valiéndonos del ritmo de la txalaparta.
¿Cuándo tocáis con otras parejas os enriquece o echáis de menos al otro? Siempre es enriquecedor y aprendes cosas nuevas. Una persona nueva te aporta su punto de vista sobre la txalaparta y su forma de tocar. Pero por otra parte, no tienes la experiencia previa que tenemos nosotros y esa capacidad de prever lo que va a hacer el otro. Nosotros muchas veces lo comparamos con el sexo. Estar con la misma persona tiene sus ventajas, porque el conocimiento mutuo es grande, pero estar con alguien que no conoces te aporta cosas enriquecedoras, como es esa novedad.
¿No sois celosos con la pareja del otro?No, al contrario (ja, ja). Somos muy comprensivos y abiertos.
Siendo la txalaparta un instrumento basado en la improvisación, ¿cómo componéis las canciones?Tenemos afinadas las maderas, las piedras y todo. Los tenemos normalizados desde el punto de vista del solfeo. Además, la txalaparta tiene una forma muy especial de escribirse, pero al mismo tiempo es una forma muy gráfica y fácil de entender, y nos valemos de eso. Eso nos permite pasar a la txalaparta una melodía tocada con otro instrumento. Pero hay que tener en cuenta que cada material que usamos tiene unas características distintas. La piedra es mucho más adecuada para tocar canciones lentas, porque tiene más resonancia, y las txalapartas de madera funcionan mejor en las canciones más potentes, o en las que tienen un tempo más rápido.
Entonces, ¿las canciones suenan igual en todos los conciertos?La verdad es que en nuestros conciertos hay algún hueco para la improvisación, pero la gran mayoría está acordado previamente y ya sabemos cómo lo vamos a tocar.
¿El público se da cuenta cuando os equivocáis?Pocas veces. Eso ocurre con todos los instrumentos, pero con la txalaparta, como es más desconocida, pues ocurre más. De todas formas nosotros no nos equivocamos (ja, ja).
¿Tenéis estudios musicales?Yo muy básicos, pero Harkaitz sí. Él compuso toda la música de Nomadak Tx y él está componiendo, con la ayuda de Mikel, la música de este nuevo espectáculo. Yo estoy en labores de producción y por eso no voy a algunos conciertos. Montamos una pequeña productora y estamos haciendo un par de cosas audiovisuales. Repartimos las tareas y como Harkaitz tiene vocación musical, estudios musicales y capacidad de componer, yo hago otro tipo de trabajos.
¿Con quién aprendisteis a tocar la txalaparta?Harkaitz aprendió con Juan Mari Beltrán en la escuela de txalaparta de Hernani. Es la escuela más importante que hay y una referencia en el mundo de la txalaparta. Yo aprendí con el que entonces era la pareja de txalaparta de Harkaitz, con Xabi Amilibia, en unos cursillos en el Aula de Cultura del Antiguo. Luego, Xabi Amilibia y Harkaitz, por un lado, y Eñaut Muñoa y yo, por otro, empezamos a tocar con Kepa Junkera en el verano de 1997. Xabi y Eñaut dejaron la música y entonces Harkaitz y yo montamos Oreka Tx y empezamos a tocar con Kepa a nivel profesional.
¿Conocéis a alguien más que viva de la txalaparta?Sí,. Están los hermanos Ugarte, que dan conciertos, tocan en la calle y también dan clases. Por otro lado, está el grupo Hogeihatz. También tocan otros instrumentos, pero tocan la txalaparta y viven de ello. Hay otros que no viven del todo de la txalaparta, pero sacan algún dinero.
¿Cualquiera puede tocar la txalaparta? ¿Qué hace falta para ser un buen txalapartari?Cualquiera puede tocar cualquier instrumento, la cuestión es si lo tocas bien o mal. La txalaparta nos es un instrumento especialmente difícil. Técnicamente no tiene la dificultad que puede tener otro instrumento. Si no te pones a afinar las maderas y a sacar melodías, es un instrumento de percusión muy simple. Por ejemplo, en la conga tienes diversas formas de dar los golpes, depende de la forma en la que pongas las manos; pero en la txalaparta no tanto, es muy básico. La mayor dificultad está en que siempre hay que tocarla con alguien más y eso supone que tienes que estar escuchando lo que hace el otro, tienes que ponerte de acuerdo en cómo tocar y tienes que acostumbrarte a la forma de tocar del otro. La gente no está acostumbrada a compartir un instrumento; pero, por lo demás, no es un instrumento difícil de por sí.
El tener que tocar en pareja te obliga a llevarte bien con el otro. ¿Os ponéis de acuerdo fácilmente?Sí, y eso que los dos somos cabezotas. Pero además de tocar, nosotros hemos hecho muchas cosas juntos: hemos montado la productora, hemos sido codirectores de la película con otras dos personas y hemos montado muchos otros proyectos. Hemos tenido que llevar a la práctica el principio básico de la txalaparta: escucharnos, tenernos respeto mutuo. Hemos tenido que entender que estamos los dos en el mismo barco y que tenemos que ponernos de acuerdo sobre a donde vamos. Aunque somos muy cabezotas, sabemos negociar y llegar a acuerdos.
Ya han pasado diez años desde que sacasteis el primer disco. ¿Habéis aprendido mucho desde entonces?Aprendimos mucho con Kepa Junkera. Tocamos mucho fuera, conocimos muchos músicos e instrumentos diferentes, aprendimos a mezclar la txalaparta con otros instrumentos, comenzamos a afinar las maderas porque vimos que era necesario para algunas canciones... Nos aportó mucho la forma de ver el espectáculo y la música que tiene Kepa. Cuando sacamos el primer disco, Kepa Junkera fue el productor musical. Hemos aprendido mucho; la vida te da experiencia. El proyecto de Nomadak Tx era muy grande y en muchos aspectos ambicioso. En lo musical, mezclamos la txalaparta con instrumentos, voces y estilos musicales con los que nunca antes se había mezclado, y eso fue una apuesta muy fuerte. No sabíamos cómo se hacía una película, produjimos el disco nosotros mismos... Nos sirvió para aprender muchas cosas, para saber como enfocar un proyecto en lo artístico, a nivel de producción, a nivel financiero...
¿Con qué música o ritmo no habéis mezclado todavía el sonido de la txalaparta?Hay muchos. Por ejemplo, nos gustaría fusionar txalaparta y flamenco. Además, el flamenco tiene similitudes con la txalaparta en los contrapicados y las palmas, y geográficamente está cerca. Parece que vamos a tener oportunidad de hacerlo, porque hay un proyecto para hacer una película y un documental. Ion Collar va a dirigir una película que cuenta una historia similar a la de Romeo y Julieta, pero, en este caso, son una familia gitana y otra vasca en la vendimia, en la Rioja alavesa: Temporeros. Van a participar los bailarines Rafael Amargo y Jon Maya y se va a mezclar la música vasca con el flamenco.