Internacional -
Orden de detención
El Supremo paquistaní ordena detener al primer ministro por corrupción
Rajá Pervez Ashraf está acusado en un caso de corrupción en su etapa anterior como ministro de Energía.
Redacción
El Tribunal Supremo de Pakistán ha ordenado el arresto del primer ministro del país, Rajá Pervez Ashraf, en relación a un caso de corrupción registrado en la etapa en que era ministro de Energía, informaron fuentes de esa corte de justicia.
Citadas por medios locales, las fuentes precisaron que la orden de detención, dictada poco después del mediodía local, afecta también a otras quince personas, que deben ser llevadas ante el Tribunal Supremo en un plazo de 24 horas.
El actual jefe de Gobierno fue responsable de Energía y Agua entre inicios de 2008 y 2011, período en el que se le achacan irregularidades en el fracaso de una iniciativa para reducir la escasez energética con el alquiler de plantas eléctricas privadas.
El proyecto, en el que participaron empresas privadas extranjeras, costó miles de millones de dólares al erario público pero apenas ayudó a paliar la escasez endémica de electricidad que sufre el país asiático.
Por su parte, Fawad Chaudhry, asesor del primer ministro paquistaní, ha declarado a Reuters que, "sin ninguna duda", el Ejército y el Tribunal Supremo están implicados en una conspiración para derrocar al Gobierno.
La figura clave de Tahirul Qadri
La noticia de la orden de arresto del primer ministro ha caído como una bomba política en Islamabad, cuyo centro permanece tomado por miles seguidores del clérigo reformista Tahirul Qadri, que hoy arremetió en un discurso contra la corrupción política en Pakistán.
Qadri regresó hace apenas unas semanas a su Pakistán natal desde Canadá y desde entonces ha logrado una gran popularidad y ha movilizado a miles de personas en su marcha hacia Islamabad. La comitiva salió el domingo de Lahore con cientos de autobuses que han trasladado a los manifestantes hasta la capital.
Su movimiento exige la creación de un gobierno provisional que acabe de raíz con la corrupción y la mala gestión de los asuntos públicos, que han provocado problemas como los cortes intermitentes de suministro eléctrico, un exiguo crecimiento económico y el aumento de la criminalidad y la insurgencia talibán.
La sociedad paquistaní está dividida ante estas movilizaciones, ya que algunos consideran a Qadri un héroe reformista, mientras que otros dudan de la constitucionalidad de sus propuestas y temen que no sea más que una marioneta del poderoso Ejército paquistaní, protagonista de numerosos golpes de Estado.