Al final, todo es economía

En Europa existe una organización, llamada Eurocontrol, que se ocupa de coordinar el control aéreo en todo el espacio europeo, es decir, coordina el control de los aviones en vuelo. Sin embargo, la decisión de cerrar o abrir el espacio aéreo de un país no la toma esa organización, sino cada Gobierno.

Por eso se ha convocado de urgencia una reunión de ministros de Transporte de todos los miembros de la Unión Europea que tendrá que hacerse por videoconferencia, visto que los ministros no pueden desplazarse. Los gobiernos se encuentran presionados por las compañías aéreas, que están sufriendo unas pérdidas enormes y quieren volver a volar cuanto antes. Según las compañías, el riesgo se ha exagerado y no es peligroso volar.

Lo cierto es que si esta situación se prolonga, las pérdidas no serán sólo para las compañías aéreas, sino para toda la economía europea. El transporte aéreo es fundamental para el sector del turismo, pero también lo es para el movimiento de mercancías. Aunque la mayor cantidad de mercancías se desplaza por carretera o por mar, por avión también se mueven muchas cosas, y en general son productos de gran valor añadido.

En resumidas cuentas, esto podría causar una pérdida de entre medio punto y un punto en el Producto Interior Bruto europeo, con lo cual se retrasaría la recuperación económica, pues ése era precisamente el escaso crecimiento que se esperaba.

Ahora bien, las previsiones pesimistas en estos casos siempre olvidan que la economía es un juego de vasos comunicantes, que lo que uno pierde, otro lo gana; por ejemplo, las compañías de trenes, las de autobuses y las navieras ganarán una parte de lo que pierdan las aerolíneas.

Algo de bajada sin duda habrá, pero no será demasiado pronunciada, salvo que esta situación se prolongue durante semanas.