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Análisis

Malgastar la moneda común

El problema de Grecia no es sólo que ha vivido por encima de sus posibilidades; es que además ha engañado sobre el verdadero estado de sus cuentas públicas.

Jesús Torquemada

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Si Grecia no hubiera estado en el euro, hace ya tiempo que tendría que haber aplicado un recorte de gasto público como el que va a hacer.

Gracias a que estaba en el euro, Grecia ha podido conseguir en los últimos años financiación exterior en mejores condiciones que si estuviera fuera, y así ha ido tapando agujeros; hasta que el mercado le ha retirado su confianza y ni siquiera la pertenencia al euro le ha servido de paraguas.

El problema de Grecia no es sólo que ha vivido por encima de sus posibilidades; es que además ha engañado sobre el verdadero estado de sus cuentas públicas. Para poder entrar en el euro, Grecia, como los demás países europeos, tenía que cumplir unas condiciones económicas. No las cumplía en 1999, cuando se lanzó el euro, y por eso no es uno de los países fundadores de la moneda única.

Grecia entró en el euro en 2001, pero después se ha descubierto que falseó las estadísticas para poder cumplir las condiciones. En otras palabras, Grecia no estaba preparada para usar el euro y habría sido mejor que esperase unos años más. Es lo que están haciendo los nuevos socios de Europa Central, con excepción de Eslovaquia y Eslovenia, que sí están ya en el euro.

La crisis griega ha servido para demostrar que la moneda única es algo que hay que tomarse en serio y que requiere compromisos muy sólidos. Compromiso por parte de los más pobres de no despilfarrar la moneda común y compromiso de los más fuertes de acudir al rescate de los débiles si hace falta. Y en el caso de Grecia ha hecho falta.

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