Internacional -
Análisis
Italia se suma a los recortes
Todo el mundo sabe que la economía italiana está enferma desde hace mucho tiempo y que es un milagro que funcione.
Jesús Torquemada
Berlusconi decía que no había crisis en Italia. El primer ministro pintaba un panorama rosa y la mayoría de las televisiones del país, controladas por él, ayudaban a dar esa imagen.
Todo el mundo sabe que la economía italiana está enferma desde hace mucho tiempo y que es un milagro que funcione. La deuda pública es una de las más elevadas de Europa, superando el 100% del Producto Interior Bruto; la economía sumergida, la que no paga impuestos, es muy grande; la Mafia distorsiona también la realidad económica del país; las diferencias entre el Norte y el Sur son enormes.
Sólo el ministro de Economía, Giulio Tremonti, decía que había que hacer algo, pero nadie le hacía caso. Hasta que se ha empezado a hablar de que lo sucedido a Grecia también le podría pasar a Italia. Y entonces Berlusconi se ha despertado del sueño y se ha puesto a tomar medidas.
Hay que decir en su favor que, una vez que se ha decidido, el paquete aprobado es amplio y lo ha anunciado de golpe, sin dejar lugar a las dudas y a las interpretaciones. Es un paquete de recorte de gastos, que pagarán los funcionarios y los pensionistas; en cambio, no prevé aumento de ingresos, porque no hay incremento de impuestos para los ricos.
Por lo tanto, el paquete italiano sigue la misma línea de los aprobados en otros países de Europa. Son paquetes que les gustan al Fondo Monetario Internacional, a los economistas neoliberales y a los mercados financieros anglosajones, pero que ponen en peligro los cimientos del Estado de Bienestar que tanto ha costado construir en Europa.