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Olatz Arrieta, corresponsal

Cumbre doble, seguridad doble

Los líderes del G8 se reúnen en Huntsville (Canada) para acordar ayuda para el Desarrollo.

Olatz Arrieta

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El G8 se reúne en Huntsville, en un idílico paraje montañoso con lago incluido, en el que el recién estrenado primer ministro británico, David Cameron, ya se ha dado un chapuzón para regocijo del Gobierno canadiense.

Los canadienses no están tan contentos con que los países más poderosos del planeta, y otros 12 que aspiran a serlo, les secuestren este bello paraje durante todo el fin de semana. A 200 kilómetros de Huntsville, en Toronto, está concentrada la prensa que pertenece a esos 12 países que se unirán a los 8 grandes en el G20; parte de la ciudad también está cerrada, incluida la famosa CN Tower. El perímetro de seguridad que coge buena parte del centro financiero tiene 3 kilómetros y medio y vallas de tres metros de altura.

20.000 policías con los materiales antidisturbios colgados de la cintura patrullan el perímetro y andan en metros, autobuses y calles en busca de posibles manifestantes. Las ONG se quejan que las medidas de seguridad son excesivas e intimidatorias. Encima un juzgado de Toronto le ha dado permiso a la policía para utilizar cañones sonoros contra los manifestantes, eso sí con los decibelios controlados para no dejar sordo a nadie.

Mil millones de dólares estadounidenses y canadienses, que al cambio es lo mismo, le va a costar la seguridad del G8 y el G20 al Gobierno canadiense. La oposición se ha quejado y el Gobierno se defiende diciendo que doble cumbre, doble seguridad.

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