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Reforma migratoria

Obama regularizará a los 11 millones de indocumentados de EE. UU.

El presidente estadounidense ha defendido la necesidad de una reforma migratoria exhaustiva para resolver los problemas del "fracasado" sistema actual.

Redacción

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El presidente de EE. UU., Barack Obama, ha defendido la necesidad de una reforma migratoria exhaustiva para resolver los problemas del "fracasado" sistema actual y ha prometido que la reforma incluirá una vía para la regularización de los casi once millones de indocumentados que se calcula residen en EE. UU. y multas para los que contraten a inmigrantes.

En un discurso en la Facultad de Diplomacia en la Universidad Americana en Washington, el primero de su mandato dedicado específicamente a la inmigración, Obama ha dicho que es necesario un sistema de inmigración para todo el país que "refleje nuestros valores como un Estado de Derecho y un país de inmigrantes".

Obama ha expresado su convencimiento de que es posible "dejar la política a un lado" y que los partidos, tanto el Demócrata como el Republicano, se unan para aprobar un sistema que "rinda cuentas".

La mayoría de los estadounidenses y de los legisladores demócratas "están preparados" para una reforma que incluya una vía para la regularización de los casi once millones de indocumentados que se calcula residen en EE. UU., multas para los empresarios que contraten a inmigrantes y que refuerce la seguridad en la frontera.

Para sacarla adelante son necesarios los votos de la oposición republicana pues sólo con los 58 demócratas en el Senado no hay "síes" suficientes para garantizar que la medida sale adelante, algo para lo que hacen falta 60 escaños.

"Sin el apoyo republicano no podremos resolver este problema, ésta es la realidad política y matemática", ha admitido, tras recordar que en intentos previos de acometer la reforma sí se contó con el apoyo de legisladores de ese partido.

El presidente estadounidense ha reconocido que el actual sistema ha fracasado y, como resultado, muchos ciudadanos se encuentran frustrados por la situación.

Eso ha dado lugar a iniciativas como la ley de inmigración de Arizona, que convierte en delito ser inmigrante indocumentado y que el presidente estadounidense ha criticado como "mal concebida" y que puede dar pie a la discriminación contra los hispanos.

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