Internacional -
Análisis
La cuestión gitana en Francia
Sarkozy ha ordenado que sean desmantelados los campamentos ilegales de gitanos y que los gitanos extranjeros que no tengan papeles sean devueltos a sus países de origen.
Jesús Torquemada
La decisión del presidente Sarkozy de expulsar de Francia a los gitanos rumanos y búlgaros ha provocado un gran debate en el país. Sarkozy ha ordenado que sean desmantelados los campamentos ilegales de gitanos y que los gitanos extranjeros que no tengan papeles sean devueltos a sus países de origen.
Algunos sucesos en los que se han visto envueltos gitanos han sido el pretexto para esta orden de Sarkozy, enmarcada dentro de su lucha contra la delincuencia.
En Francia hay dos tipos de gitanos: los allí llamados "roms", que son los que proceden del Este de Europa, sobre todo Rumanía y Bulgaria, y los que llaman "gente viajera" ("gens du voyage"), que son gitanos de nacionalidad francesa y que se desplazan periódicamente.
Existe una ley que dice que los municipios de más de 5.000 habitantes tienen que reservar un terreno para la "gente viajera", pero muchos la incumplen y los gitanos franceses montan campamentos donde pueden. Por eso, la orden de desmantelar los campamentos ilegales también les afecta a ellos, aunque no la de expulsión.
Ha comenzado ya la deportación de gitanos rumanos y búlgaros, que en teoría podrían vivir en Francia, porque Rumanía y Bulgaria ya son miembros de la Unión Europea; lo que pasa es que Francia estableció una moratoria hasta 2012 para la libre circulación de rumanos y búlgaros, y por eso los puede expulsar si, pasados tres meses en Francia, no consiguen un permiso de trabajo.
Sarkozy, con esta decisión, le arrebata a la extrema derecha uno de sus temas favoritos. Algunas organizaciones de derechos humanos ya han denunciado que en el fondo lo que hay es un racismo contra los gitanos, algunos ayuntamientos de izquierdas están intentando realojar a los gitanos, y el debate está servido.